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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Lejos del asfalto

En Andalucía se venden cada año alrededor de 20.000 vehículos todoterreno

El pasado año se alcanzó en España un máximo histórico en la venta de vehículos, ya que se matricularon 1,65 millones de unidades, entre turismos y todoterrenos. La tasa de crecimiento del sector, con respecto al ejercicio anterior, se situó en torno al 10%, aunque el segmento de los todoterreno creció casi un 18% y, por vez primera, rozó las 100.000 unidades matriculadas. Las cifras parecían imbatibles pero en los cinco primeros meses de este año se han alcanzado porcentajes aún más llamativos: mientras que las ventas de turismos, comparadas con el mismo periodo de 2004, han crecido un discreto 2,8%, las correspondientes a los todoterreno han experimentado un aumento superior al 29%.

Andalucía se mantiene dentro de los parámetros que rigen a escala nacional, por lo que se estima que cada año se vienen a matricular en esta comunidad alrededor de 20.000 todoterrenos, convirtiéndose así, junto con Cataluña y Madrid, en la comunidad con mayor demanda. Mientras que las ventas de turismos por cada mil habitantes están por debajo de la media nacional (27 frente a 32), las correspondientes a los todoterreno se sitúan justo en la media nacional: dos por cada mil habitantes.

De esta manera, el parque de vehículos capaces de circular fuera de las vías convencionales alcanza ya una dimensión notable. Lo que no hace mucho era un instrumento reservado a agricultores, ganaderos o personas que desarrollaban su trabajo en el campo, se ha convertido en un recurso de uso común para los habitantes de las ciudades. Además, la limitación que imponía el alto coste de estos automóviles, factor que incidía sobre todo en los conductores más jóvenes, se ha resuelto con la irrupción de los quads, un híbrido que suma elementos propios de un coche con otros característicos de las motos pero que, sobre todo, brinda la posibilidad de circular campo a través.

Invasión

El pasado invierno se puso de manifiesto la invasión de todoterrenos que estaban sufriendo diferentes espacios naturales andaluces, sin que existieran mecanismos eficaces para regular estas prácticas. Junto al uso individual han proliferado las pruebas y concentraciones, oficiales o no, que reúnen a un buen número de aficionados deseosos de circular fuera del asfalto.

En Doñana, por ejemplo, éste es un problema que desde hace tiempo se viene discutiendo en el seno del Patronato, ya que los caminos y vías pecuarias que surcan el entorno del parque nacional son muy apreciadas para este tipo de actividades que, aun prohibidas, no son fáciles de controlar.

Con la llegada del verano, el impacto de este tipo de vehículos se traslada a las zonas costeras. En el reciente informe sobre la calidad ambiental de las playas andaluzas, Ecologistas en Acción cita este problema al hablar del litoral onubense aunque, en realidad, la situación descrita es trasladable a otras provincias. "Como venimos denunciando", aseguran desde este colectivo, "todoterrenos de gran cilindrada y quads escalan y destrozan dunas, recorriendo los límites mareales en todas nuestras playas, y en todas las épocas del año, a pesar de que está explícitamente prohibido por la legislación vigente".

La contaminación acústica es uno de los impactos más comunes cuando estos automóviles irrumpen en un paraje natural. El paso de una moto, un quad o un todoterreno supone la emisión a la atmósfera de importantes niveles de ruido que causan molestias a los practicantes de modalidades deportivas blandas, como el senderismo, espantan al ganado y ahuyentan a los animales silvestres, afectando seriamente a algunas especies. Si el nivel de ruido habitual en este tipo de enclaves no suele superar los 20 decibelios, la presencia de uno solo de estos vehículos hace que se alcancen más de 80 decibelios.

Hidrocarburos, lubricantes o monóxido de carbono son, igualmente, contaminantes procedentes de los motores que van a parar a la atmósfera, al suelo o a los cursos de agua de lugares más o menos vírgenes.

Debido al ancho y al dibujo de las ruedas se puede provocar o acelerar la erosión, sobre todo en zonas de elevada pendiente. El uso continuado de algunas rutas supone la eliminación de la cubierta vegetal, el levantamiento de las capas de terreno superficiales y su compactación, dejándolas a merced de los agentes atmosféricos.

Los caminos rurales y pecuarios pueden quedar inutilizados, sobre todo en época de lluvias, al no estar acondicionados en la mayoría de los casos para soportar la presión continuada de este tipo de vehículos cuyos conductores, paradójicamente, aprecian, en algunos casos, la existencia de estos caminos maltratados en donde se hace más atractiva la circulación fuera de pista.

sandoval@arrakis.es

Códigos de buenas prácticas

Aunque en sus campañas publicitarias la mayoría de los fabricantes de todoterreno sigue apostando por mensajes que sugieren el uso de este tipo de vehículos en enclaves donde su uso está prohibido o es claramente perjudicial (cursos de agua, frentes de dunas o zonas de fuerte pendiente), también tratan de mantener una postura de cierta sensibilidad ante los colectivos que reclaman un uso menos agresivo de estos automóviles.

En estos casos suelen recurrir a los códigos de buenas prácticas, sugerencias de cumplimiento voluntario que también defienden asociaciones como la de Usuarios del Todo Terrreno (AUTT), quienes en su página web (http://autt.org) reúnen recomendaciones cuya filosofía se resume en un último mandamiento: "Consigue, siempre que salgas al campo, que no se note que has estado allí".

También el Ministerio de Medio Ambiente publicó un Manual Ecológico del Conductor de Caminos. Según este código, lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de circular por caminos rurales es la velocidad. Es necesario ir despacio, manteniendo un ritmo regular y continuo, sin giros ni acelerones bruscos. De esta manera no se levanta polvo, no se arrancan piedras (sobre todo con neumáticos estrechos o de tacos) y se evita dañar el piso. El impacto en el suelo se reduce y se evitan situaciones que favorezcan la erosión.

Un último código es el que acaba de publicar Ecologistas en Acción de Córdoba (www.ecologistasenaccion.org), sobre el comportamiento ecológico ante los rallies. Se trata de evitar que estas pruebas automovilísticas, en lo que se refiere, sobre todo, a la sierra de Córdoba, causen daños irreparables en los terrenos naturales por las que transitan.

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