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El congreso de UA aprueba a puerta cerrada su disolución tras 16 años de vida

Las propiedades del partido valen 660.000 euros y tiene contraídos créditos por 480.000

Pedro Gorospe

El séptimo congreso de Unidad Alavesa (UA) aprobó ayer una resolución que pone en marcha el proceso de liquidación del partido foralista, que se ha mantenido 16 años en la política vasca con presencia institucional. Las disensiones internas en una organización que nació en 1989 como escisión del PP han acabado por dilapidar poco a poco un caudal político que en 1991 les llevó a tener 11 representantes en las Juntas Generales de Álava y en 1994 a conseguir grupo propio en el Parlamento con cinco escaños.

El congreso apenas duró hora y media y se celebró en la sede vitoriana de UA casi en la clandestinidad, a puerta cerrada, sin permitir la presencia de los medios de comunicación y sin que nadie explicase personalmente la liquidación del partido. La secretaria general, Enriqueta Benito, se limitó a enviar por fax un comunicado de cinco párrafos encabezado por la frase "Unidad Alavesa clausura sus servicios a la comunidad de ciudadanos".

Benito ha sido la última en dejar el barco tras la baja ante notario y en las horas previas al congreso de su último representante institucional, el juntero Ernesto Ladrón de Guevara.El congreso que puso ayer punto final a UA no registró ni una voz discordante. Los asistentes, no más de 30 personas, apoyaron la propuesta del comité ejecutivo encabezado por Enriqueta Benito para liquidar el partido. No se cuestionaron las cuentas aprobadas el 1 de junio, y al final, la mesa del congreso recibió un fuerte aplauso de despedida, según informaron varios de los presentes. Los asistentes se citaron para una cena informal que les volverá a reunir en los próximos días.

Los carteles del partido ya no cuelgan el exterior de la sede, en la vitoriana calle San Antonio. Ahora, una vez tasadas sus propiedades, el piso de San Antonio -con un valor de 480.000 euros- y un pabellón en el polígono industrial de Júndiz -180.000 euros-, tendrá que saldar las deudas contraídas en las sucesivas contiendas electorales. Después, según sus estatutos, deberá entregar el dinero sobrante a las asociaciones sin ánimo de lucro que elija la comisión liquidadora.

El hasta hace unos días último representante institucional de UA, el juntero Ernesto Ladrón de Guevara, se ha reservado el derecho de ejercer acciones judiciales contra Benito por las cuentas del partido. Ladrón de Guevara le requirió notarialmente para que mostrase los documentos contables del partido, es decir los libros de cuentas. Libros que, según asegura, no ha visto.

Benito le replicó con una dura nota en la que aseguraba que el juntero conocía todos los datos porque ella misma se los había remitido. Guevara insiste en que no dispone todavía de la información. En la respuesta notarial, Benito le advirtió que le llevará a los tribunales si hace declaraciones que afecten a la imagen de UA.

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UA tiene abiertos desde 2003 dos créditos en la Caixa por valor de 300.000 y 60.000 euros, y un tercero, de 2005, en la Caja Vital por otros 120.000, euros para las autonómicas.

Punto y final para el alavesismo

Unidad Alavesa (UA) ha sido la última versión organizada de un foralismo que durante el último siglo ha dado forma a diferentes proyectos políticos en la provincia. El sentimiento de agravio frente al poder económico y político de Vizcaya ha convertido a la ya desaparecida UA en sucesora postrera de la Alianza Patriótica Alavesa que en el año 1915 impulsó el líder conservador Eduardo Dato, o de la Hermandad Alavesa, cuyo mensaje radicalizó José Luis Oriol en la Segunda República.

En 1932, Oriol pidió la separación de Álava del Estatuto de Autonomía vasco. También con capital de los Oriol fue fundado el periódico alavés Norte Express, órgano de opinión de Solidaridad Alavesa, que siguió, en la década de los setenta, a la Unión Foral Alavesa de Pedro Morales Moya.

El doctor Pablo Mosquera recogió ese testigo en 1989 y con el lema de "mejor solos" frente al "centralismo de Bilbao", articuló una opción política tras abandonar el Partido Popular.

Enriqueta Benito, única superviviente del naufragio, decía ayer en su nota final: "Hemos tenido vocación de servicio a la causa de vertebrar una comunidad de ciudadanos en el territorio de Álava, promoviendo y defendiendo los derechos fundamentales y sociales de sus habitantes, que estaban siendo vulnerados".

Ese tipo de mensaje funcionó a la perfección hasta convertir a UA en el fenómeno electoral de la década de los 90. En las elecciones forales de 1991 consiguió 11 junteros y en las autonómicas de 1994, grupo propio en el Parlamento vasco. También contaba en esa época con 39 concejales. Fue su punto más alto. Desde ahí, y a medida que el PP recuperaba posiciones en el panorama nacional y vasco, de la mano, sobre todo de Jaime Mayor Oreja, UA se fue diluyendo.

El partido diseñado para guerrear en la oposición no supo adaptarse al poder, y, a medida que sus representantes asumieron tareas de gobierno, fueron dándose de baja del partido en medio de duras luchas intestinas. Ramón Garín, Javier Moraza, José Antonio Pizarro, y Pablo Mosquera, son algunas de las bajas más sonadas. Cuando el pasado abril, Benito perdió su escaño en el Parlamento, UA se acabó. Había bajado de los 27.797 votos de 1994 a los 3.765 que concluyeron el viaje.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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