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Duelo en la alta sierra

Juan Ignacio Crespo

Los precios de la energía han estado marcando nuevos máximos históricos en 2005, pero es difícil, por ahora, saber si este año quedará en la memoria. De hecho, parecía que eso era lo que le iba a ocurrir a 2004, que es cuando el precio del petróleo superó los 40 dólares por barril (una barrera que había tocado en 1990, durante la crisis del golfo Pérsico, y que se consideraba poco menos que infranqueable). Sin embargo, lo que fue un récord de precio en 2004 (55 dólares por barril) ha quedado ya pulverizado por el precio actual, cercano a los 60 dólares.

¿Qué hacen entretanto los fondos de inversión de renta variable que se han especializado en empresas del sector de la energía? En los casi seis meses transcurridos de 2005 el grupo de fondos que invierten en empresas ligadas a la explotación de recursos naturales acumula una rentabilidad media, en euros, de casi el 23%. Esto resulta bastante explicable si se tiene en cuenta que desde el primero de enero pasado los precios del petróleo han subido un 42%, y los del conjunto de las materias primas, un 11%. Para el total de los tres últimos años, la rentabilidad media anual compuesta de ese grupo de fondos se limita a un, más moderado, 10%.

Lo más sorprendente de la subida del petróleo es que parece no estar afectando a las bolsas, pues, si bien la rentabilidad de los fondos de energía es muy elevada, hay otros diez grupos de fondos que acumulan en promedio más del 20%. ¿Por qué las bolsas no se están viendo afectadas por un encarecimiento del precio de la energía de semejante magnitud? La respuesta es que sí, que se están viendo afectadas (las norteamericanas no acumulan ninguna ganancia en lo que va de año y saldaron 2004 con subidas muy limitadas) y que, además, el verdadero efecto de un mantenimiento del precio del petróleo en cotas tan elevadas (doce meses ya por encima de los 40 dólares por barril) está aún por hacerse notar.

La diferencia principal con las otras ocasiones en las que subía el precio del petróleo ha sido que no ha provocado un aumento de la inflación, debido a que las empresas han perdido buena parte de su poder de subir los precios y, en Europa, a la apreciación, hasta hace poco, del euro.

Pero el efecto deletéreo que sobre la economía de los EE UU y, por ende, del resto del mundo, tendrá el que los precios del petróleo se hayan duplicado en el transcurso de los dos últimos años (junto con el hecho de que los tipos de interés del dólar hayan pasado en doce meses del 1% al 3%) empezará, probablemente, a palparse el año que viene. Y por lo que se refiere al corto plazo, rara vez es compatible que las bolsas y el precio del petróleo estén subiendo a la vez por periodos superiores a un mes. ¡Y hace ya más de un mes que ambos están subiendo! De ahí que el desenlace del duelo que, a la vista de todo el mundo, están teniendo las bolsas y el petróleo no pueda estar muy lejano. Y el precio de uno de los dos, si es que no el de ambos, habrá de terminar cediendo.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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