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Columna
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Pastores

Diversas iglesias luteranas organizaron este fin de semana dos multitudinarios festivales teocráticos en la explanada de Las Ventas con el eslogan "Buena música y buenas noticias". La gran atracción del espectáculo no eran los músicos sino un ardoroso predicador, el doctor Luis Palau, nuevo en esta plaza. Palau (Buenos Aires, 1934) reside en Oregón (Estados Unidos) y es uno de los máximos líderes de la Iglesia Evangélica en toda América. Casado y con cuatro hijos, tiene una locuacidad portentosa. Según reza la propaganda, "ha hablado cara a cara a más de 22 millones de personas en 80 países de todo el mundo", cosa incomprensible sin la ayuda de la bilocación. Su mensaje invita a "encolumnarse en una contracultura que eleve el concepto de la familia". Éramos pocos y parió la abuela.

Los evangélicos andan empeñados en una nueva etapa de evangelización de España, empezando por Madrid, que no en vano es "una ciudad donde se peca masivamente", en palabras del cardenal Rouco Varela. Hace poco anduvo por aquí Tom Cruise inaugurando la sede de la Iglesia de la Cienciología, que aunque navega por derroteros ajenos al episcopalismo, también pertenece al gremio de vendedores ambulantes de verdades eternas. Pero los mercaderes espirituales debieran tener en cuenta que aquí ya sabemos mucho de estas cosas. Algunos no creen ni siquiera en la religión católica, que es la verdadera. No estamos para meternos, a estas alturas, en berenjenales intrusos. Todavía no estamos tan desesperados.

Los evangélicos debieran haber revisado la biografía de Luis Palau antes de invitarle a protagonizar el divino festival. En 1982 este señor se alió en Guatemala con el dictador Efraim Ríos Montt, miembro de la Iglesia Pentecostal, y colaboró con él para una "conversión masiva" de los guatemaltecos. En presencia del tirano, dijo en una alocución: "Nos defendemos no a través del Ejército, sino a través del Espíritu Santo". El acto tuvo lugar en dependencias militares en cuyas mazmorras eran torturados opositores políticos y desaparecidos. Últimamente, Palau comparte de vez en cuando "momentos de oración" con George Bush. Estos pastores no son los de Garcilaso ni los de Belén.

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