Vaya por Dios
Ya está otra vez en pie el muñecote del culo de plomo, tambaleante y con su copa de champán en la mano. Un genio de la política, si tenemos en cuenta que es un arte bajuno desde los romanos. Estábamos viendo el Julio César de Shakespeare, en el Español, y se distinguían los auriculares de muchos espectadores, y las lucecitas por donde otros recibían los mensajes: es satisfactorio ver que Bruto, Casio o Mesala no apuñalan ya al César; y que todavía se juega al arte del discurso interpretado de varias maneras. Para W. S., el populacho se deja convencer fácilmente y se va hasta el motín según lo que le digan; y él, intelectual admirado, odia el autoritarismo y sus trampas. Mientras lo decía entre sangre y miedo, unos miraban a otros y hacían malos gestos señalando sus radios. No es para tanto: Fraga no es más que una caricatura mal trazada de Bruto, o de César. No va a escribir su biografía ningún Shakespeare, quizá la haga Gabriel Elorriaga; ni eso, pueden escribirla los trabajadores que mandan mensajes de odio y risa a los blogs durante las jornadas de trabajo y supongo que con salario bajo. ¡Caricatura de la historia!
Yo, esta vez, no me lo había creído. Hay una sociedad adelantada, que está recibiendo las ventajas de un futuro de costumbres que estaba congelado, que veía caer el polvo y las telas de araña del franquismo; sobre estos hallazgos de Zapatero se producían sonrisas nuevas, y para deshacerlos por algún sitio ellos se afirmaban en la vieja España del cura condenador abriéndonos las puertas del infierno. Lo malo que tenemos las personas afiliadas a la lógica y a la razón es que la vemos tan clara y tan normal que parece imposible que otros no la distingan. Esta mala óptica suele ser muy firme en el republicano. Hasta que un día se proclama una república, hay elecciones presidenciales y eligen -o elegimos- a Fraga como presidente. Casi soy capaz de decir que le prefiero a Acebes, Rajoy, Trillo, Aguirre o Zaplana.
Vaya por Dios, si pasa es un designio de los santos Josemaría y Karol, que su gloria hallen. Lo cual quiere decir que habrá que seguir enfrentándose con los mismos insensatos nacidos en el ensueño de la Beocia, cambiando de túnicas, de mandobles y de micrófonos. Es tan visible que no tienen lógica, sensatez o claridad...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.