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LA TREGUA PARCIAL DE ETA

Las horas más bajas de ETA

La organización terrorista decreta su segunda tregua parcial en dos años en su momento de mayor debilidad operativa

La organización terrorista ETA anuncia esta tregua parcial en el momento de mayor debilidad de su historia. Su aparato logístico, de captación y operativo se halla sumamente debilitado por las sucesivas operaciones tanto en España como en Francia, que han conducido a prisión a más de 170 presuntos activistas o colaboradores en el último año. Junto a ello, el mundo político vinculado a la ilegalizada Batasuna y al resto de organizaciones de la izquierda independentista está atenazado por la asfixia política y económica por su exclusión de la mayoría de instituciones, salvo el Parlamento vasco, donde el electorado abertzale ha encontrado refugio en las listas de EHAK.

En su anterior comunicado, conocido esta misma semana, la banda repetía su disposición a un diálogo, lo que ya había indicado en otra nota difundida en la campaña electoral autonómica. Pero también dejaba clara su disposición a mantener la actividad terrorista, al tiempo que reivindicaba los últimos atentados. La banda parece entender esta disposición al diálogo de manera gradual y, en cualquier caso, sin cesar los atentados o la extorsión a los empresarios. Prácticamente todas sus últimas acciones tienen como objetivo llenar sus arcas a través del denominado impuesto revolucionario.

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En ese escenario dibujado por los dirigentes etarras, entre los que policía sospecha que puede estar el ex parlamentario de Batasuna José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, es compatible mostrar disposición de diálogo al tiempo que se extorsiona a los empresarios o se intenta hacer tambalear la temporada turística en España en los próximos meses colocando bombas en los destinos veraniegos más habituales, como sospechan fuentes antiterroristas que pueda estar preparando ya la banda.

A finales de mayo pasado, sus comandos cumplieron dos años sin haber causado ninguna víctima mortal, pese a que los etarras han realizado decenas de atentados en ese lapso, el más largo en toda su historia desde el final del franquismo sin asesinatos. La tregua parcial anunciada por la dirección etarra ayer a través de sus medios habituales se suma a la ya decretada para Cataluña el 18 de febrero de 2004, menos de un mes antes de las últimas elecciones generales, después de que el líder de ERC, Josep Lluis Carod-Rovira, se entrevistase en Perpiñán durante unas seis horas con el entonces jefe político de ETA, Mikel Antza.

Los expertos antiterroristas están convencidos de que la banda ha superado las consecuencias que la matanza del 11-M supuso para los ciudadanos, pero es consciente también de la pérdida de credibilidad que tiene ya el uso de la violencia entre buena parte de la propia izquierda abertzale, que ha reaccionado a la ilegalización de Batasuna manteniendo su fidelidad de voto de una manera reactiva, pese a tener asumido que el tiempo de la utilización de las armas para lograr objetivos políticos resta más que suma a la "lucha por la independencia de Euskal Herria".

En ese contexto, esta nueva tregua parcial puede también ser entendida como un paso más dentro de este baile de guiños que algunos observadores creen vislumbrar entre el Gobierno y la dirección de ETA desde que Batasuna remitiese en noviembre pasado al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, una carta en la que daba a entender que la izquierda abertzale abría una puerta a la paz y pedía al Ejecutivo que iniciase un proceso de diálogo con ETA.

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