La plataforma del Ebro llama a aplicar una nueva cultura del agua
Tortosa celebra el aniversario de la derogación del trasvase
El movimiento social antitrasvase del Ebro inició ayer en Tortosa (Tarragona) una nueva etapa, con un llamamiento a la sociedad civil de las comarcas del Ebro a salir nuevamente a las calles para exigir una nueva vuelta de tuerca en la política de gestión de aguas. La reunión conmemoraba el aniversario de la revocación de los artículos del Plan Hidrológico donde figuraba el trasvase del Ebro.
El fallido intento del Gobierno del PP por poner en marcha un trasvase del Ebro fue el sexto realizado por seis Gobiernos distintos desde 1973 (uno de ellos, el llamado minitrasvase a Tarragona está operativo). El actual Plan Hidrológico Nacional "mantiene 860 obras de gran impacto ambiental", según afirmó ayer el líder de la Plataforma en Defensa del Ebro (DE), Manuel Tomàs.
Tomàs, junto a varias ONG y la Fundación Nueva Cultura del Agua, instaron ayer al Ejecutivo a poner fin a "la cultura del hormigón, que no resuelve la sequía" y a aplicar un cambio radical en la planificación territorial. "No se pueden proyectar grandes urbanizaciones donde no hay agua", señaló Tomàs, quien lamentó que el Ejecutivo central mantenga la previsión de llevar al Levante peninsular los mismos hectómetros cúbicos de agua que los previstos por el trasvase.
A juicio de la comunidad científica, este modelo perpetúa el problema del agua y, por otra parte, sigue sin cumplir la Directiva marco europea de aguas, igual que el Plan Hidrológico Nacional del Partido Popular.
En una multitudinaria fiesta organizada por los antitrasvase, las intervenciones del presidente de la Fundación Nueva Cultura de Agua, el profesor Pedro Arrojo, y de Manolo Tomàs giraron en torno a la "urgencia" de conseguir de los Gobiernos catalán y estatal la aplicación efectiva de una de las frases más usadas por las izquierdas en campaña electoral: la nueva cultura del agua.
Declarar un día festivo
El principal objetivo de este movimiento va a ser ahora la revisión del Pacto del Agua de Aragón, o del canal Segarra-Garrigues, obras que juzgan "inútiles", tanto por sus consecuencias medioambientales como por su efectividad económica. En la misma línea, los antitrasvase se muestran críticos con el canal Xerta-Sènia, en fase de anteproyecto por parte del tripartito catalán, al considerarlo una "puerta abierta" a un minitrasvase hacia el norte de Castellón.
Esta iniciativa y la elaboración de un plan de protección del Delta del Ebro con participación de la sociedad civil, son las grandes líneas de la estrategia de un movimiento que preferiría evitar la confrontación política. "Corremos el riesgo de que nos tachen de contrarios al tripartito, pero nosotros no nos hemos movido ni un milímetro de donde hemos estado siempre", dijo ayer Tomàs.
"No hemos luchado contra Valencia o contra Murcia, sino a favor de una nueva cultura del agua", añadió, y dijo que el movimiento antitrasvase propondrá que "todos los esfuerzos en obra hidráulica se destinen a identificar y solucionar los puntos débiles de los ecosistemas", añadió.
Por otra parte, el alcalde de Tortosa, Joan Sabaté (PSC), se felicitó ayer porque tanto Pasqual Maragall como Rodríguez Zapatero hayan "cumplido con la palabra que dieron en campaña electoral". Sabaté decretó día festivo local para mañana lunes, con el objetivo de celebrar el aniversario de la derogación del trasvase. La Generalitat declaró día festivo para Cataluña la Pasqua Granada, que tradicionalmente era festivo local en Tortosa, por lo que el Ayuntamiento decidió este año trasladar ese día festivo al 20 de junio, aunque no ha organizado ninguna celebración.
Sabaté juzgó positivo que el sector más activo de la PDE siga "vigilante" entorno a la gestión del agua, aunque dijo que "la inmensa mayoría de la gente del territorio está satisfecha con la derogación del trasvase y se ha marchado para casa".
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