_
_
_
_
Reportaje:AL SOL

Benidorm Babilonia

Arrebato playero y rejuvenecimiento en la ciudad alicantina

Andrés Barba

Si uno describiera el estricto casco histórico de Benidorm, la imagen no diferiría mucho de la de cualquier otro pueblecito mediterráneo; el mirador de la punta de Canfali con su balaustrada de piedra blanca al que se accede por una escalera descendente y que muestra la calma engañosa de los mares interiores. La coqueta iglesia de San Jaime, en la plaza del mismo nombre, rodeada de zapaterías, podría ser admirada en otro sitio, igual que la vista que desde allí se obtiene subiendo por las calles de Hamburgo o Amsterdam hasta las alturas de la Sierra Helada, al término de la playa de Levante. Sin embargo, la llegada a la ciudad nos ha preparado para otra cosa. El mismo perfil, visto ya en la distancia, desproporcionado, rotundo, invita a tener de entrada esa extraña sensación que a veces siente el viajero de que está a punto de ingresar no en una ciudad, sino en un acontecimiento.

Las playas de Levante y de Poniente. Terra Mítica y Terra Natura. El hotel más alto de Europa, el Bali, de 186 metros (sin antena) y 776 habitaciones. Cuatro millones de turistas animan cada año esta Babel.

Benidorm iluminada nos ofrece, casi como si se tratara de una orondísima madama prostibularia y generosa, 38.000 camas diferentes en las que tendernos, repartidas entre 130 hoteles; 86 salones de juego en los que arruinarnos; 158 pubs y discotecas en las que enloquecer sin graves consecuencias; dos parques temáticos y un museo (de la agricultura, por cierto, y gratuito, en donde se muestran, entre otros objetos de gran interés cultural, útiles agrícolas, arados, una noria y una carreta). Pero lo que más generosamente nos ofrece Benidorm no son servicios, ni noches de liberación, ni playas, ni siquiera su nunca demasiado estimado Museo de la Agricultura, sino gente. Ofrece esa emocionante experiencia de la contemplación de 70.000 personas en la que grácilmente podemos integrarnos y desaparecer.

Elias Canetti, en ese fantástico ensayo titulado Masa y poder, explicaba que una de las características de las grandes acumulaciones de gente, de la masa, es que "cuanto más densa es, tantos más hombres nuevos atrae. En su densidad mide su magnitud, y es precisamente esa densidad el estímulo máximo para un crecimiento ulterior". Para probar esta experiencia de la masa a uno le basta con darse un paseo por la playa de Levante de Benidorm. Cuanta más gente confluye, más fuerte se hace la presión; en el entorno se entra en contacto con distintas personas, a la vez que con el propio cuerpo. Lo mismo sucede con los edificios. Antes de ingresar en la ciudad aún se les veía aisladamente. Ya desde dentro, vistos desde la playa de Levante, es esa densidad la que impide que la mirada se instale en ninguno de ellos, y se convierten en un solo edificio gigantesco y monstruoso, omnipresente.

La órbita de Las Vegas

A sólo unos pasos, en la manzana formada por las avenidas de Girona, Doctor Orts Llorca, Antillas y Lepanto, se levantan esas dos masas descomunales de los hoteles Diplomatic y Los Álamos, todo un espectáculo en la órbita de Las Vegas, con grutas acuáticas incluidas en las que se realizan actuaciones musicales. Pero en el interior de esa masa que conforma el cosmos de Benidorm reina la igualdad. Y tal vez sea este uno de sus mayores atractivos.Resulta interesante comprobar que entre los 130 hoteles que ofrece Benidorm no haya ni uno solo de cinco estrellas, y que, de la misma manera, no sea sencillo encontrar distinciones sustanciales en cuanto a los precios de los servicios.

Alrededor de unas treinta veces al día, uno se cruza por las calles, esperando en las colas de los restaurantes o en las recepciones de los hoteles, con grupos de la tercera edad. Es en ellos, tal vez, donde se muestra de manera más clara esa presión de la ciudad que acaba en cesión, esa especie de impulso liberador y ciego que convierte al uno en muchos, haciéndole vibrar con energía y alegría. Aquí, sin embargo, la gente mayor da un paso más, se hace adolescente. Parece que la ciudad misma hubiese sido construida para ellos como un lugar fantástico. Y si es así, aunque sólo sea por haber visto a dos ancianos besarse como adolescentes, bendito sea Benidorm.

Andrés Barba (Madrid, 1975) es autor de la novela Ahora tocad música de baile (Anagrama).

Una colorista geometría pop en  sombrillas y toallas. Un día de  playa en Benidorm.
Una colorista geometría pop en sombrillas y toallas. Un día de playa en Benidorm.JOSÉ FUSTE RAGA

GUÍA PRÁCTICA

Información- Oficina de turismo de Benidorm (965 85 13 11; www.benidorm.org).- www.comunidadvalenciana.com.- www.costablanca.org.- Terra Mítica (902 02 02 20; www.terramiticapark.com).- Terra Natura (902 522 333; www.terranatura.com).- Mundomar (www.mundomar.es).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_