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Columna
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Ilusión 2012

Un enterao en los asuntos olímpicos me dice que los miembros de la Comisión de Evaluación han errado con las "sutilezas". Lo dice, pienso, desde el despecho ante el dictamen que desliza un "muy" altamente favorable para París y Londres, y solo favorable para Madrid. Mi amigo justifica su diagnóstico en el hecho de que el informe haya recogido críticas en lo que él considera un par de "pijadas" que, en el peor de los casos son fácilmente subsanables, eclipsando aspectos realmente importantes en los que la candidatura de Madrid se sale. Una de esas críticas se refiere a la escasez de plazas hoteleras que, a decir verdad, ya en mayo de 2.004 fue advertida por el COI. Nuestra capital ofrece en principio mas de 40.000 plazas entre hoteles y otros establecimientos pero el número aumenta espectacularmente si se consideran las que estarán a menos de una hora de camino en coche y sobre todo en AVE. Una hora de trayecto es lo habitual en los traslados cotidianos en transporte públicos de dos macrociudades como Londres y París. Además, hasta el 2012, aumentaría como es lógico nuestra oferta hotelera con la posibilidad añadida de acogerse al plan municipal que permite convertir posteriormente en viviendas los nuevos hoteles que se construyan. Somos una potencia turística a nivel mundial y si Madrid se lleva los Juegos de 2012 hoteles desde luego no le van a faltar, como no le faltaron en Barcelona después de hacerla el mismo reproche.

La segunda pega que nos han puesto es aun más fácil de conjurar. Según les parece, la Villa Olímpica que albergará a los atletas durante los juegos está demasiado cerca de la ruidosa M-40. Esta apreciación me recuerda el pleito que mantuvieron hace años con el Ministerio de Fomento los vecinos de Hortaleza, cuyas viviendas quedaron a pocos metros de ese cuarto cinturón. Después de meses litigando, la justicia obligó a la Administración a cubrir parcialmente la autovía para aminorar su impacto acústico sobre las viviendas. Si gastaron varios miles de millones de las antiguas pesetas para respetar el sueño de unos cientos de vecinos, qué no haríamos para hacer realidad el sueño olímpico. Hay pantallas acústicas o viseras, como esas que construyeron en el tramo norte, que resuelven eficazmente el problema del ruido.

Aunque la prensa británica y la francesa hayan magnificado esas apreciaciones negativas, resulta evidente su insignificancia en el marco de un proyecto tan contundente como el de Madrid. Aquí no hay farol posible, porque el 83% de lo comprometido o está en construcción o ya está construido. Ese aspecto, que ha sido expresamente reconocido por la Comisión, constituye toda una garantía de que la capital de España está en condiciones de organizar unos Juegos Olímpicos sin los agobios e incertidumbres que sufrieron en Atenas, ni las chapuzas que vimos en otras ciudades olímpicas. Dice mi amigo el enterao que esa garantía es lo que realmente importa del informe y que, a partir de ahí, entran en juego otros factores de efectos imprevisibles. Uno muy importante es el apoyo popular de cada ciudad y no tanto, cree, por el lucimiento que la movilización ciudadana le de a los Juegos como por ese sentido social o participativo tan apreciado por la familia olímpica.

Ese anhelo, que Madrid ha logrado transmitir y en el que supera de forma rotunda a sus dos principales competidoras, puede que sea a día de hoy su mejor baza. Según explica Juan Antonio Samaranch, el voto de los miembros del COI es mucho mas individual de lo que se piensa o imagina. Es un voto secreto en el que pesan muchos elementos que se nos escapan, pero entre los que seguro estará la íntima satisfacción de otorgar el premio a quien más lo desea. Las encuestas certifican que en Madrid el 80% de la población quiere esos juegos mientras que en Londres sólo los respaldan un 47% y en París, un 46%. Los del COI saben también que a nivel oficial aquí no hay una sola fisura y que, a pesar de sus diferencias, todos los partidos y Administraciones, con la Casa Real a la cabeza, apoyan institucional y económicamente la candidatura de Madrid. Nadie, en definitiva, ha mostrado tanta ilusión por organizar los Juegos del 2012 como Madrid y la ilusión es el gran motor del sueño olímpico. Sólo por sentirla, aunque no ganáramos, ya hemos ganado. Y además, aún estamos en la carrera.

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