Rafael Marín une a Chaplin y Sherlock Holmes en una aventura
Rafael Marín Trechera (Cádiz, 1959) figura como uno de los maestros indiscutibles de la ciencia-ficción en España. Autor de obras de referencia en el género como Lágrimas de Luz, Mundo de Dioses, El muchacho inca, Contra el tiempo, Unicornios sin cabeza, Ozymandias o la trilogía La leyenda del navegante, este profesor de inglés, articulista y guionista de cómics se ha ido abriendo progresivamente a otros géneros. Tras publicar la colección de relatos La sed de las panteras y la sátira Detective sin licencia, ahora acaba de ver la luz en la editorial Minotauro su última novela, Elemental,querido Chaplin.
"Tengo un poco abandonada la ciencia-ficción y hace mucho que me dedico al género fantástico en general. A partir de ahí me gusta escribir policiaco, amoroso o lo que venga, en mis dos últimos títulos he hecho algo que yo suelo llamar detectivismo costumbrista. En este sentido, Elemental, querido Chaplin se encuadraría en el género histórico-literario-cinematográfico", comenta el autor.
En la novela, a partir de un manuscrito de Charles Chaplin donde el cómico narra sus aventuras de infancia y adolescencia junto a Sherlock Holmes, se cuenta una trepidante investigación que les llevará desde Londres a Lausana (Suiza), donde ambos tendrán que desenmarañar una trama de sectas esotérico-diabólicas y extraños planes de clonación.
Situaciones rocambolescas
"El pastiche holmesiano existe desde siempre", asegura Rafael Marín, quien comienza su ficción narrativa con la primera representación teatral de Charles Chaplin, precisamente Sherlock Holmes, donde el actor representa el papel de botones. A partir de ese instante, toda la acción se dispara en mil y una situaciones rocambolescas, que de paso revelan la habilidad del escritor gaditano para urdir tramas y dibujar personajes. "Hay de todo", bromea Marín.
En medio de sus aventuras, Chaplin y Holmes irán encontrándose con personajes tan singulares como Albert Einstein, Alistair Crowley, Oscar Wilde y Fu Man Chu, siempre en una atmósfera de desenfado, llena de guiños al lector. "La primera escritura de la novela no tenía tantos. Pero en una versión posterior, la época y el sitio de la acción me pedían que hiciera referencias. No podía hablar de la Inglaterra victoriana, por ejemplo, sin acordarme de Oscar Wilde y Drácula. Vas sumando elementos y el resultado es una narración que quieres que sea ágil, pero que no se toma en serio a sí misma en ningún momento", dice Rafael Marín. "He intentado que la lectura de Elemental, querido Chaplin resulte lo más sencilla posible, pero para conseguirlo hace falta mucho trabajo", apostilla.
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