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ELECCIONES GALLEGAS | La batalla por el voto

Touriño invita a los gallegos a censurar el "espectáculo lamentable" de la sucesión de Fraga

El líder del PSdeG asegura que cada papeleta es decisiva para que se produzca el cambio

Carlos E. Cué

La división en el PP gallego sigue siendo el eje de la campaña socialista. Después del mitin del domingo en Lalín, en el que el defenestrado delfín de Fraga, Xosé Cuiña, anunció sus intenciones de luchar "como un gladiador" para recuperar su poder en el PP, Emilio Pérez Touriño pidió a los gallegos que voten por el cambio para acabar con el "espectáculo lamentable" de la guerra de sucesión en el PP. Touriño se dedica ya sólo a reiterar una idea para los indecisos: el cambio, insiste, es la opción más segura frente a la división del partido de Manuel Fraga.

A la espera del empujón final que ofrecerá José Luis Rodríguez Zapatero mañana en A Coruña, el PSdeG afronta los últimos cinco días de campaña muy confiado y con una idea fija: el que parte como favorito no debe cometer errores. Por eso Touriño ya no ofrece ningún mensaje nuevo, ni siquiera propuestas. Se dedica a reiterar los que presentó la semana pasada, y a tratar de movilizar el voto con llamadas a los indecisos, a los posibles abstencionistas.

Los estrategas están convencidos de que la guerra interna del PP hará el resto. Y ayer, por si acaso, Touriño hurgó en la herida: "Cuiña le leyó la cartilla a Alberto Núñez Feijoo (candidato a relevar a Fraga). Y él le responde que el sucesor se decidirá en un congreso. Yo os digo que el presidente de la Xunta no lo va a decidir un congreso, ni Fraga ni nadie, lo vais a decidir vosotros. Ése es el verdadero poder. Os pido que lo ejerzáis. Le pido al PP que nos ahorre sus batallas, esta tierra no se merece el espectáculo lamentable que está dando en plena campaña", aseguró en un mitin e O Barco de Valdeorras (Ourense).

La campaña de Touriño es calcada a la que llevó a Zapatero a La Moncloa en 2004. De hecho, el equipo que dirigió aquélla, el del secretario de Organización, José Blanco, se ha desplazado a Galicia y participa todos los días en el diseño de los mensajes. El propio Blanco tiene un papel protagonista, aunque sin hacer sombra a Touriño, en las radios y televisiones locales. Cada día aparece en debates o entrevistas. Y sus hombres de confianza están trabajando todos en Santiago. Touriño adopta incluso frases literales de Zapatero, como el recurso que utilizó ayer: "Quiero mirar a los ojos a cada gallego y decir que su voto puede cambiar las cosas. El 14 de marzo sirvió para demostrar el valor de un voto. Cada papeleta es decisiva, que nadie confíe en ganar con el voto de los demás". El equipo de campaña está convencido de que muchos jóvenes gallegos se emocionaron el año pasado al comprobar que podían echar al PP con su voto, y quiere convencerles para que vuelvan a hacerlo.

Después de un fin de semana de baño de masas en grandes auditorios, en Vilagarcía y en Lugo, el candidato visitó Valdeorras, una tierra fronteriza con León a la que acuden todos los candidatos para tocar todo el territorio. La organización volvió al televisivo cuadrilátero, de reducido aforo, pero el entusiasmo creciente de los militantes les jugó ayer una mala pasada. El decorado está pensado para simular que hay mucha gente, porque las sillas rodean al candidato, pero sólo caben 300 personas. Si hay más, no pueden seguir el mitin, porque el cuadrilátero está cerrado y en altura. Ayer, más de 200 personas tuvieron que ver a su líder por un pequeño monitor, a pesar de que lo tenían a unos pocos metros. La televisión, en campaña, manda sobre la pasión política.

Emilio Pérez Touriño, durante el mitin en O Barco de Valdeorras.
Emilio Pérez Touriño, durante el mitin en O Barco de Valdeorras.EFE
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