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Crónica:BALONCESTO | Segundo partido de la final de la NBA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Detroit no sabe parar a Ginobili

El alero argentino vuelve a ser decisivo en el triunfo de San Antonio, que domina 2-0 la eliminatoria

En lo que pareció una continuación del último cuarto del primer partido de las finales de la NBA, los San Antonio Spurs vencieron a los Detroit Pistons 97-76 y se colocaron 2-0 en la eliminatoria. La diferencia entre uno y otro partido fue que, esta vez, Manu Ginobili (27 puntos, 7 asistencias, 3 rebotes) no esperó hasta el último cuarto para tomar el control del partido sino que lo hizo, con su velocidad e intensidad habitual, desde el primer minuto. La agobiante defensa que impuso el técnico de los Pistons Larry Brown sobre el escolta argentino le explotó en su cara. En cada entrada a canasta, Ginobili llegó a atraer hasta cuatro defensores. Una vez en el aire, soltaba el balón fuera de la zona donde siempre había alguien listo para intentar un triple. Hasta 11 anotaron los Spurs. Los Pistons fallaron los seis que intentaron. Ginobili ha encontrado la seguridad y la confianza que mostró en los Juegos Olímpicos de Atenas, hasta el punto que no falló un lanzamiento a canasta hasta ya entrado el último cuarto.

SAN ANTONIO 97 - DETROIT 76

San Antonio Spurs:Parker (12), Ginobili (27), Bowen (15), Duncan (18), Mohammed (6) -cinco inicial-; Horry (12), Barry (0), Udrih (7), Robinson (0), Nesterovic (0), Brown (0), Massenburg (0).

Crawford, Fryer y Nies.

18.797 espectadores en el SBC Center de San Antonio. Los Spurs vencen 2-0 en la eliminatoria, al mejor de siete.

Pero, además de la aportación de Ginobili, el segundo partido enseñó a un equipo en el sentido literal de la palabra, en el que Bruce Bowen volvió a anular a Richard Hamilton y aportó cuatro triples; en el que Tony Parker le dio una lección de cómo se dirige a Chauncey Billups y en el que incluso el silencioso esloveno Beno Udrih, contagiado quizá por la valentía de Ginobili, desafió una y otra vez a Billups, a Carlos Arroyo y al que se le pusiera delante. Y también el del todoterreno Robert Horry, ansioso por ponerse su sexto anillo.

Tim Duncan volvió a esforzarse al máximo ante los Wallace y Antonio McDyess. Pero curiosa es la calma con la que parece actuar el jugador de las Islas Vírgenes. Sin mucho ruido y en desventaja numérica, Duncan volvió a completar, como es habitual, un partido excelente ante tres jugadores que mas que pívots son una tormenta.

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