Demasiados errores
Estaba claro. La carrera era para los McLaren o para los Renault. Iban a dos paradas mientras que Button y Michael Schumacher, que hicieron la clasificación con muy poca gasolina, estaban obligados a detenerse tres veces en boxes. Ganar así, salvo cosas raras o multitud de accidentes, es imposible. Fisichella realizó una salida fantástica y se mostró pletórico. Pero cada vez que se produce una avería en los Renault la china le toca a él. Sucedió de nuevo. El piloto italiano tuvo que retirarse a causa de un problema hidráulico, que habitualmente repercute en el acelerador o en la caja de cambios. Podía haber ganado. Es cierto que, en un momento, se pudo oír cómo Alonso les decía a sus ingenieros que podía ir más rápido, pero en ese mismo instante Fisichella marcó la vuelta rápida. De no haber tenido problemas el italiano, le habría costado mucho a Alonso rebasarlo. No creo que le hubiera dejado. A Giancarlo, tras tantas carreras con problemas mecánicos, se le presentaba una situación idónea.
Alonso, en cabeza, cometió un error típico. Tratando de poner asfalto de por medio, pisó más de la cuenta, chocó y rompió la suspensión. Quedaba mucho. Me ha extrañado que no entrara en boxes para cambiar el trapecio y completar algunas vueltas. Es lo que ha intentado Sato. Pero Renault ha tirado la toalla rápidamente, tal vez por su tremenda decepción. Pero el abandono provoca que Alonso tenga que salir de los últimos en la tanda de clasificación el próximo domingo.
Los constantes problemas de Fisichella denotan que Renault está jugando al límite, muy presionado por McLaren. Los problemas que le han sucedido a Fisichella pueden afectar también a Alonso. Han sido muchos y variados. Si se centraran todos en un punto determinado del coche, serían más subsanables. El hecho de que sean diversos significa que no se trata de un problema de concepto, sino de tener más piezas y darles menos vida.
El gran error de la carrera lo cometió Montoya. Primero, cuando se le fue el coche en la salida de boxes tras su primera parada y estaba en disposición de situarse por delante de Alonso. El segundo fue ya monumental, al salir de su segundo repostaje con el semáforo en rojo. Ya antes su equipo incurrió en otro fallo al no avisarle para que entrara en boxes según apareció el safety car tal vez con la intención de beneficiar a Raikkonen. Pero podían haber hecho entrar a los dos a la vez, aunque ello supusiera una pérdida de tres o cuatro segundos. Fue peor el remedio que la enfermedad.
Schumacher, tras una salida penosa posiblemente porque a los neumáticos Bridgestone les cuesta coger temperatura, acabó muy bien. La estrategia de Ferrari con Barrichello, partiendo desde el pit lane, repostando en la salida y reduciendo de tres a dos la estrategia de paradas, fue brillante. El campeonato se pone mucho más excitante. Raikkonen estuvo perfecto, no cometió ningún error y soportó la presión de Schumacher. Esto promete.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.