Gibraltar, impulso de un proceso

Cooperación, imaginación, entendimiento, conocimiento mutuo, son palabras claves que definen la actual aproximación del Gobierno español a Gibraltar. Observo con mucha satisfacción, como el Ejecutivo está dando pasos concretos en el impulso de un proceso nuevo. Innovador e imaginativo para algunos, y temerario e irresponsable para otros, pero que en los últimos meses no ha dejado indiferente a nadie, en el que los gibraltareños como grupo de población han tenido cabida con voz propia, exponiendo de manera abierta ante los Gobiernos y la opinión pública de España y del Reino Unido, cuáles son sus necesidades, sus aspiraciones y, también, ¿por qué no?, sus temores y recelos.

Sin renunciar a los deseos de recuperar la soberanía, el Gobierno español prefiere centrarse ahora en campos concretos en los que la cooperación tiene su espacio y su razón de ser. Y, al descender a estos ámbitos concretos, aparecen ejemplos en los que un buen entendimiento y actitud positiva pueden claramente, en mi opinión, beneficiar a ambas comunidades en diversos aspectos.

Tanto el Foro de Diálogo, como la Comisión Mixta de Cooperación y Colaboración entre Gibraltar y la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar son los primeros pasos de un proceso abierto, que debe ser ambicioso en los objetivos relativos a la mejora del mutuo conocimiento, la comprensión y el respeto y, prudente, en los pasos que se den con esos fines.

Creo, y supongo que conmigo gibraltareños y españoles que considero responsables e inteligentes, que cabe un espacio de cooperación que nos lleve al beneficio mutuo mediante la explotación coordinada de nuestras capacidades respectivas.

Existen en la zona factores de riqueza y desarrollo que, a mi juicio, son claros ejemplos en los que, si se coopera desde ambos lados de la Verja, se podría avanzar en muchos aspectos prácticos beneficiosos. Tal es el caso del ambicioso proyecto de desarrollo de la Cara Este del Peñón, de unas características y escala que, si todo funcionase como está previsto, podría equiparar a Gibraltar con un "pequeño Mónaco".

El uso conjunto del aeropuerto, lejos de representar tan sólo un "avance de terreno" para la parte española, conllevaría una ampliación de perspectivas de comunicaciones y turismo que influirían directamente en el desarrollo y explotación del puerto deportivo de la Cara Este, a la vez que animaría a los inversores a depositar su confianza en el mismo y garantizar sus apuestas.

Por otro lado, desde el Gobierno de España ya se han tomado importantes medidas para mejorar el paso de la Verja, incluyendo en sus planes la ampliación de carriles, el aumento de personal y la mejora de las instalaciones para hacer más fluido el tránsito de personas y vehículos. No hace falta recordar en qué medida todo ello mejorará la vida de los gibraltareños y trabajadores españoles transfronterizos, así como el flujo de turistas que bien pueden disfrutar de la oferta de ocio del nuevo proyecto de la Cara Este, como del Peñón en general.

España está dispuesta, lo ha demostrado, a abandonar planteamientos maximalistas y a avanzar en el campo de la cooperación. Es una aproximación sincera al "contencioso de soberanía" que exige medidas equivalentes en los otros interlocutores: en el reino Unido, que dispone de la llave de la vertiente internacional del problema y cuenta con intereses militares propios en el Peñón, y en Gibraltar, cuya participación resulta imprescindible en cualquier vía de cooperación.

Al fin y al cabo, son la salud de su economía, su estado de bienestar y su propia libertad de movimientos los que se ven perjudicados, si no se avanza en estos puntos concretos. En definitiva, Gibraltar es un proceso de diálogo iniciado, y a favor del cual me comprometo a actuar en la medida de mis posibilidades.

José Carracao Gutiérrez es senador por Cádiz y portavoz socialista para asuntos de Gibraltar.