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Reportaje:TENIS | El día siguiente del rey de Roland Garros

Nadal, el inconformista

"Me queda mucho que aprender: debo mejorar el saque y la volea y acostumbrarme a encadenar estos dos golpes", confiesa el español

Rafael Nadal, sólo un día después de ganar Roland Garros, se fue a Halle. El domingo por la noche tuvo una cena de celebración en el Café de l'Homme, de Trocadero, y cerró la fiesta en VIP'S, pero ayer volvió al trabajo. Se hizo las fotografías de rigor, para cumplir con la obligación impuesta por el ATP Tour, en las proximidades de la torre Eiffel y luego voló a la mencionada ciudad alemana para empezar a prepararse sobre hierba. Lo primer que hizo, sin embargo, en la hierba de la ciudad de Sajonia fue jugar un partido de golf. "No iré como favorito a Wimbledon", respondió, asustado, cuando alguien le preguntó por su reto londinense a partir del día 20; "me queda mucho que aprender. Pero quiero jugar bien sobre el césped y haré todo lo necesario para lograrlo".

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En el juego de Nadal hay todavía algunas lagunas que debe pulir. A los 19 años recién cumplidos, es el primero en aceptarlo. "Debo mejorar el saque y la volea y acostumbrarme a encadenar estos dos golpes", reconoció de nuevo ayer; "es evidente que el saque me crea problemas demasiadas veces y que es un golpe crucial para jugar en la hierba. Y también debo mejorar la volea. Pero estoy dispuesto a hacerlo. Por eso jugaré ahora en Halle en individuales y, junto a Feliciano López, en dobles y es posible que dispute incluso otra competición antes de la londinense. La hierba me gusta". En Halle cambiará la empuñadura de la raqueta buscando dar la drecha más plana y profunda, más adecuada a la hierba.

Las premisas están puestas para que Nadal se convierta en un tenista completo, capaz de jugar bien en cualquier superficie. Haber ascendido hasta el tercer puesto mundial no le va a cambiar. Por el momento, domina ya el juego desde el fondo de la pista y tiene dos golpes demoledores: su drive y su revés. Además, es concluyente en las bolas a media cancha. Sin embargo, lo mejor que tiene es su actitud. Y no sólo en los partidos. También posee una mentalidad abierta y está dispuesto a seguir trabajando incluso el día después de su mejor triunfo. Esos cimientos proceden de los genes familiares: de su padre, de su tío Miquel Àngel, un gran futbolista; de su otro tío Toni, que ha sabido inculcarle todos esos valores...

"Lo más terrible de Nadal es que quiere ganarlo todo, hasta el sorteo del saque antes de cada duelo", comenta Mariano Puerta, el jugador argentino que se batió con él en la final parisiense y acabó rendido a su calidad. No obstante, casi más contundente fue la frase de Sebastián, el padre de Rafa: "Aprecio sobremanera todo lo que ha hecho Rafa. Pero, cuando uno es campeón, tiene que seguir demostrándolo cada día". Eso no le inquieta a Toni, el entrenador de Nadal. "Lo más increíble", reflexiona, "es que Rafa no ha jugado en ningún momento de Roland Garros al nivel que alcanzó en Montecarlo y Roma. Eso nos indica que hay terreno para progresar. No habrá conformismo. Vamos a seguir trabajando porque sabemos que hay muchas cosas que mejorar y Rafa mantiene intacta su ambición por elevar su juego".

En Wimbledon esperan a Nadal como a un auténtico campeón. Los aficionados británicos aprecian también lo mucho que puede aportar al tenis, su frescura, su garra, su juventud y su irreverencia. Y no van a plantearle problemas por su vestimenta. "Si Fred Perry jugó con pantalones largos, no veo por qué Nadal no puede jugar con unos hasta por debajo de la rodilla", dijo escuetamente uno de los responsables del torneo londinense. Nike, sin embargo, le ha preparado ya una nueva línea de camisetas con mangas y con predominio del color blanco.

Nadie espera que Nadal gane este año Wimbledon. Pero ya jugó en la catedral en su etapa de júnior y alcanzó las semifinales en 2002. Algunas voces ya auguran un futuro esplendoroso para él también sobre la hierba. "Si el australiano Lleyton Hewitt ha ganado Wimbledon, también puede hacerlo Nadal", asegura el sueco Mats Wilander, tres veces campeón en Roland Garros; "es muy distinto al resto de los jugadores españoles. Tiene que mejorar su saque, pero lo hará y descubrirá que este golpe puede facilitarle mucho su trabajo incluso sobre la tierra batida".

Rafael Nadal, ayer en París, posa sonriente con su trofeo bajo el puente de Bir-Hakeim.
Rafael Nadal, ayer en París, posa sonriente con su trofeo bajo el puente de Bir-Hakeim.EFE

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