"Yo soy David y él es Goliat"
Puerta y su entorno dan por olvidado el caso de dopaje y creen en la victoria sobre Nadal
Su segunda vida tenística comenzó justamente cuando concluyó todo el proceso por el caso de dopaje del que fue víctima en 2003. Mariano Puerta y su entorno dan por cerrado aquel desgraciado incidente y creen que ganar hoy a Rafael Nadal en la final de Roland Garros entra dentro de sus posibilidades. El propio jugador, en su análisis previo al partido, advirtió: "Yo soy David y él es Goliat. Pero es una situación que me motiva. Me da fuerza y me quita toda la presión". Y agregó: "Nadal es el claro favorito, pero ¿quién dice que no gano yo?".
Toda su gente está luchando para evitar que Puerta pueda tener la sensación de que ya ha llegado donde debía y se conforme con ser subcampeón. "Me da más miedo este aspecto que la misma presión del momento", confesó ayer su entrenador, Andrés Schneiter; "pero Mariano está contento, feliz de poder vivir este momento, de haber alcanzado la final de Roland Garros y haberse recuperado tan rápido de la caída que sufrió con su positivo en 2003. Es un tenista todo temperamento en la pista, pero que ahora es capaz también de mantener su cabeza limpia para encontrar el momento en que debe lanzar su ataque".
"Aquello le destrozó. Engordó 15 kilos y tuvo que jugar los peores torneos", dice su técnico
Tomó clenbuterol para combatir su asma, pero no avisó al ATP Tour: nueve meses de sanción
Es ya sabido que Puerta era uno de los tenistas argentinos con más futuro cuando en agosto de 2000 alcanzó el 18º puesto del ATP Tour, su mejor clasificación mundial hasta ahora. "Entonces había perdido incluso un poco la perspectiva de las cosas", comenta Schneiter, que le conocía bien, pero que no comenzó a trabajar con él; "ahora es mucho más humilde y mira las cosas de distinta forma. Le frustró mucho que, tras haber luchado por meterse en la élite, le devolvieran al principio, a volver a empezar. Pero también es cierto que todo lo que le ha ocurrido le está ayudando ahora".
Su esposa, Sol Estévanez, actriz e hija de un magnate de la televisión argentina, define la situación de la siguiente forma: "Todos lo pasamos mal, pero lo que no te mata te fortalece". Puerta dio positivo en 2003 por clenbuterol en un control antidopaje que se le realizó en el torneo de Mar del Plata. Tras una batalla legal en la que se gastó unos 70.000 dólares, le comunicaron que había sido suspendido por nueve meses -tres que ya no había jugado y los seis primeros de 2004- desde diciembre de ese mismo año. Y sólo unos días más tarde estuvo a punto de perder la vida cuando tuvo que forzar la puerta del ascensor de su casa para salir y el aparato se cayó en picado 18 plantas mientras él alcanzaba el rellano.
El clenbuterol era un producto muy usado por los atletas de la antigua RDA y fue la causa de algunos de los mayores escándalos del deporte mundial. Puerta, sin embargo, siempre alegó que lo había tomado para resolver unos problemas de asma que padece desde la infancia y que no le habrían sancionado si hubiera comunicado con anterioridad al ATP Tour que lo tomaba por prescripción médica. "La cuestión es que aquello le destrozó la vida. Todo estaba muy desordenado en él", explica Schneiter. El técnico comenzó a trabajar para él en el peor momento de la crisis. "En junio de 2004 había engordado 15 kilos. Su peso habitual, de 79 -los que pesa hoy-, había aumentado hasta los 95. Y cuando comenzó a competir estaba todavía siete kilos por encima de su peso".
Puerta realizó un buen trabajo de preparación física, quemando calorías a marchas forzadas, pero en los partidos acusaba el esfuerzo. Su clasificación había descendido ya hasta el 440º puesto. Tuvo que recorrer los infiernos: pasó por los challengers de Samarkanda, Aschaflenbug, Teherán, Szcezcin...: "Lugares olvidados del mundo, viajando en ínfimas condiciones, en hoteles de tercera... Todo muy duro". Pero era una lección que debía aprender. Fue su purgatorio. Y su catarsis.
En enero de 2005 Puerta se había acercado ya a los 100 primeros. Y cuando su compatriota Martín Jaite le concedió una invitación para disputar el torneo de Buenos Aires no la desperdició. Ganó a Burgsmüller, a Moyà, a Acasuso y perdió sólo con Gaudio en la final. Luego, cayó ante Nadal en Acapulco y ganó en Casablanca. Y se metió de nuevo. Y hoy disputará la final de Roland Garros. "A Nadal le conoce bien. No nos sorprenderá con nada. Y, para mí, le pega más fuerte a la bola que Rafa. Será un partido muy duro", concluye Schneiter.
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