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Reportaje:EMERGENCIA ESTIVAL

Obras contrarreloj para evitar apagones

Endesa considera clave este mes para poner en tensión nuevas instalaciones que alejen el fantasma de los cortes del último verano

Alejandro Bolaños

Los dos últimos veranos evidenciaron que Endesa, la empresa que tiene casi el monopolio de la distribución eléctrica de la comunidad, no había hecho los papeles. A finales de junio, los cortes de luz se repitieron con desesperante insistencia, sobre todo en la capital sevillana, donde la interrupción del suministro obligó a la compañía a activar su plan de emergencia. Pocos días después los apagones viajaban con los turistas y se enseñoreaban en localidades turísticas de Cádiz y Málaga. El mapa de cortes de luz se había vuelto hasta predecible y la indignación ciudadana se apelotonó frenta a las ventanillas de reclamación. La Junta lamentó la falta de eficacia de las sanciones, ridículas ante la facturación de la empresa, y exigió la necesidad de acceder al sistema de información de la compañía para poder controlar qué puntos de la red estaban más sobrecargados y qué hacía la eléctrica para atajar los problemas. "Endesa tiene que tratar a Andalucía como lo que es, su mercado más importantes", clamó el consejero de Innovación, Francisco Vallejo.

En invierno hubo menos apagones, pese a que volvió a batirse el récord de demanda

A la marea de indignación, Endesa opuso como dique de contención una revisión de su programa de inversiones, el Plan Alborada, que alcanzaba hasta 2008. Una constatación de que su nivel de inversiones había estado por debajo de las necesidades del sistema andaluz, al que nunca faltó electricidad sino una red con holgura suficiente para llevarla a los puntos de mayor consumo. "La demanda subió mucho más de lo que habíamos previsto al planear las inversiones, en los últimos cinco años la punta de demanda en Andalucía ha tenido crecimientos anuales del 20%, eso hubiese ocasionado problemas en cualquier sector", mantiene Francisco Núñez, máximo responsable del Plan Alborada.

La respuesta de Endesa fue adelantar a los dos primeros años del plan (2004 y 2005), el 80% de la inversión. Es decir, gastarse más de 1.000 millones de euros en dos años en construir o ampliar líneas y subestaciones. "Los puntos débiles eran Sevilla y su área metropolitana, la costa de Cádiz y la Costa del Sol, y ahí han ido gran parte de las inversiones", explica Núñez, quien asegura que ha habido una colaboración "total" de la Consejería de Innovación para tramitar los permisos necesarios.

El responsable del Plan Alborada afirma que los Ayuntamientos "han corrido todo lo que han podido" para conceder las licencias de obras necesarias. Más problema ha tenido la compañía para encontrar "suministros y contratistas". "Ahí sí ha habido algún cuello de botella, hemos tenido subestaciones paradas porque en el mercado no encontrábamos el transformador que necesitábamos", dice Núñez.

Los responsables de Endesa están convencidos de que van por el buen camino y se agarran al invierno, donde hubo un nuevo récord de demanda (más de 7.000 megavatios de punta de consumo), pero muy pocos problemas de suministro. "El volumen de obra es muy importante, pero yo creo que vamos a llegar a tiempo para lograr la mayoría de los objetivos que nos hemos propuestos, aunque este mes es clave, tenemos que poner en tensión muchas instalaciones que estamos acabando", indica Núñez. Hay zanjas abiertas en todas las localidades importantes y, en Sevilla, por ejemplo, se van a activar seis nuevas subestaciones eléctricas, para alcanzar la veintena.

El invierno fue el ensayo piloto, pero la prueba definitiva sobre la dimensión real de la inversión de Endesa llega ahora. Y las circunstancias vuelven a ser adversas: las altas temperaturas vaticinan nuevos récords de demanda. "Tenemos la lógica preocupación, no podemos decir que no habrá apagones, pero creo que lograremos pasar el verano sin grandes sustos".

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