Una plaza sobre el aire
En la Umbría italiana, Gubbio se alza como un remanso renacentista
Una sensación de irrealidad, de encontrarse en una ciudad onírica, en un escenario teatral en pleno bosque donde parece que va a comenzar la representación de una batalla entre güelfos y gibelinos armados de ballestas. Eso es lo que se siente al llegar a Gubbio, una de las ciudades medievales mejor conservadas de Italia, en la región de Umbría.
Construida a los pies del llamado monte Ingino, al que Dante en la Divina Comedia dio el nombre de "colle eletto" (la colina elegida), la ciudad de Gubbio cuenta con una insólita disposición urbanística. El alma de la ciudad, sostenida sobre cuatro arcos gigantes a más de 20 metros de altura, es la Piazza Grande, la mayor plaza colgante del mundo. Se erige, como suspendida en el aire, sobre el dédalo de casas bajas que la flanquean en un enredo de cuestas empedradas. A ambos lados de la plaza, dos edificios completan este sorprendente conjunto arquitectónico de la primera mitad del siglo XIV: el Palazzo dei Consoli y el inacabado Palazzo Potestà, donde hoy se encuentra el Ayuntamiento. El Palazzo dei Consoli se impone sobre todo el resto, con sus 60 metros de altura, abriéndose a la plaza con una curiosa escalinata en forma de abanico. Es un elegante edificio almenado, de líneas sobrias y proporciones clásicas anticipadoras del Renacimiento, con un singular campanario que hace pensar en una catedral.
En tiempos albergaba el gobierno consular de la ciudad, y muestra de su poderío son las 48 letrinas que construyeron en un pasadizo subterráneo en la última planta del edificio, que hoy se puede visitar: funcionaban gracias a un sistema de tuberías con agua corriente, todo un lujo para la época.
La galería panorámica del edificio, a unos cincuenta metros de altura, ofrece una vista excepcional sobre el paisaje umbro. Hoy acoge la Pinacoteca y el Museo Cívico de Gubbio, donde se pueden ver restos encontrados en la zona del bien conservado teatro romano, a las puertas de la ciudad.
Texto ritual
El Museo Cívico es de gran interés por las Tavole Eugubine, siete tablillas de bronce, que datan del siglo III y I antes de Cristo, uno de los textos rituales más relevantes de la antigüedad clásica.
El centro histórico de Gubbio contiene una enorme riqueza arquitectónica: la catedral, el palacio ducal y varias iglesias, entre ellas la de San Pietro, San Francesco y San Agostino, que merecen una visita.
La causa de que Gubbio parezca una ciudad de otro mundo, de otro tiempo, se debe en gran parte a su situación de aislamiento dentro de Umbría, al hecho de estar rodeada de montes, lo que implica unos inviernos duros, con nieve y bajas temperaturas. La primavera no es sólo la mejor época del año para viajar hasta aquí; además, acaba de celebrarse, el 15 de mayo, el acontecimiento que los eugubinos esperan todo el año: La Festa dei Ceri (Fiesta de los Cirios), en honor a su patrón, san Ubaldo. Sus orígenes se remontan a 1160, el año de su muerte.
Los cirios son unas estructuras octogonales de madera de cinco metros de alto y un peso aproximado de casi 300 kilos; antiguamente en lugar de ser estructuras de madera eran cirios gigantes. En el recorrido participan tres grupos de distintas cofradías: la de San Ubaldo, San Jorge y San Antonio. Cada uno de los tres cirios está coronado con una pequeña talla del santo al que representa. En Italia, esta fiesta tiene cierto paralelismo con los sanfermines españoles porque la vestimenta es prácticamente igual -pañoleta al cuello, fajín, pantalón blanco-.
El respeto que imponen los cirios y el ímpetu eugubino durante los ochos kilómetros de subida al monte son otros rasgos destacables. Los ceraioi llevan los cirios a hombros en una carrera precipitada por las estrechas calles del centro histórico medieval hasta el monte Ingino, donde se alza la basílica de San Ubaldo. Gana no el que llegue antes, sino el que haga la mejor carrera.
El aislamiento de Gubbio ha contribuido a mantener la ciudad al margen del turismo masivo. Aquí la presión se nota mucho menos que en las vecinas Asís o Perugia, la capital umbra. La ciudad se presta a recibir a visitantes conocedores de la zona, dispuestos a disfrutar de su cocina y del silencio de sus calles, y que se alojan en recoletos hoteles y casas rurales.
GUÍA PRÁCTICA
Información- Prefijo telefónico: 00 39- Centro gratuito de reservas de hoteles, casas rurales, restaurantes y visitas guiadas en toda la provincia de Umbría. Gubbio ofrece excursiones interesantes por los alrededores. Teléfono 075 57 57. Internet: www.infoumbria.com.Dónde comer- La Taberna del Lupo (07 59 27 43 68). Via Ansidei, 21. Gubbio. Considerado uno de los mejores restaurantes de Italia, debe su nombre a la famosa leyenda de san Francisco de Asís, que amansó a un lobo precisamente aquí, en Gubbio. De hecho, hay una iglesia llamada "la Vittorina", en el punto exacto donde supuestamente se produjo el encuentro. Se recomienda el tartufo blanco, los tagliatelle de tartufo y conejo al hinojo. Entre 45 y 70 euros. Menú turístico, 22,50 euros.Dónde dormir- Hotel Relais Ducale (07 59 22 01 59; www.mencarelligroup.com). Via Galeotti, 19. Gubbio. Tienen más hoteles en la ciudad y casas rurales en la zona. Está en pleno centro. Un lugar exquisito. Excelente servicio y un maravilloso jardín. La mejor habitación es la 402.- Alcatraz (07 59 22 99 14 y 07 59 22 99 38; www.alcatraz.it). Santa Cristina, Gubbio. Una casa cultural, más que rural, con diferentes espacios y bungalós, a unos 25 kilómetros, en las colinas eugubinas, en dirección a Perugia. La gestiona Jacopo Fo, hijo del premio Nobel Dario Fo, y ofrece durante todo el año cursos y talleres variados a los huéspedes. No es un hotel al uso. La doble, de 60 a 90 euros con pensión completa. Tiene un restaurante de comida biológica. Menú, 24 euros.Qué comprar- Tiendas de artesanía, sobre todo de cerámica y antigüedades, llenan las calles empedradas de la ciudad. Como curiosidad se pueden comprar cinturones de castidad para él y para ella en una creativa fábrica de objetos medievales: El Medioevo. Entre sus clientes ilustres figura Madonna (www.acaciagiuseppe.it).
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