Las comunidades extreman las medidas contra los incendios
La sequía y las altas temperaturas provocan que la alerta sea máxima en algunas zonas
La falta de lluvias y el excesivo calor pueden pasar factura a los bosques. El riesgo de incendio es "extremo" en algunas zonas, según el director de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, José Luis Herranz. De enero a abril los siniestros aumentaron un 48% respecto a la media de la última década. La mayoría de las comunidades está ampliando los equipos de prevención y extinción y el periodo de alerta máxima para evitar que este verano ardan los montes.
La sequía por sí sola no aumenta el riesgo de incendios, pero sí puede agravar sus consecuencias. Este verano será "extraordinariamente duro" para los montes, vaticinó el miércoles el ministro del Interior, José Antonio Alonso.
Por eso, la mayoría de las comunidades con falta de lluvias está extremando la vigilancia. En Cataluña se activó en invierno por primera vez un operativo especial de vigilancia. Esta semana 24 comarcas, más de la mitad del territorio, han tenido riesgo alto de incendio y recientemente un fuego calcinó 570 hectáreas. Por ello, este verano trabajarán en la extinción 500 personas más y habrá más medios aéreos. Para el coordinador de Emergencias, Santi Parés, lo más importante es "la mejora cualitativa" de helicópteros, que podrán recoger agua en más sitios que los actuales y descargar hasta 55.000 litros de agua con más rapidez. El último incendio fue provocado por la quema de rastrojos, por eso la Generalitat estudia no conceder permisos para esta actividad en épocas de sequía. De momento, obliga a los agricultores a que los quemen a 25 metros del borde de su finca y les dará máquinas picadoras que los transformen en abonos y no haya que quemarlos.
Galicia ha estado este invierno más amarilla que verde. Se produjeron tantos incendios que se tuvo que adelantar a febrero el dispositivo de máxima alerta. También se aprobaron medidas especiales, como la instalación de puntos de agua en lugares estratégicos, la construcción de dos bases aéreas y la contratación de dos nuevos helicópteros, lo que suma 10 millones de euros. Además, se han señalado 570 parroquias, el 17% del territorio, como zonas de especial riesgo, de modo que se prohíbe quemar los restos agrícolas en ellas.
La Comunidad Valenciana ha anticipado al 16 de junio la restricción del uso cultural del fuego. Desde el pasado miércoles está funcionado la campaña contra incendios, que cuenta con más medios aéreos y terrestres que nunca.
En Aragón, esta primavera han vigilado los montes tres helicópteros, cuando lo habitual es que no lo hicieran hasta junio. La prohibición de hacer fuegos comenzó en marzo, casi un mes antes, y se ha extremado el control de los puntos de agua, para asegurar la disponibilidad de los depósitos y fuentes en casos de emergencia.
También en Castilla La-Mancha se han reforzado las unidades contra incendios -casi al doble- desde el 15 de mayo, con un gasto extra de 100.000 euros. En Extremadura fue necesario a principios de año activar la alerta de peligro medio, que se ha mantenido hasta el miércoles pasado, cuando entró en vigor la alarma máxima. Se han aumentado todos los medios, tanto personales como aéreos con respecto a otros años.
Tres aviones más
Navarra, La Rioja, Murcia y Andalucía también han adelantado, o lo están estudiando, los refuerzos estivales, unos días en los primeros casos, dos meses en Murcia y seis en Andalucía. Castilla y León, la región con más superficie forestal, de momento no tiene prevista ninguna medida especial. En marzo se aumentaron los medios en algunas provincias y sostiene que habrá más si es necesario.
El Ministerio de Medio Ambiente, responsable de medios aéreos de gran operatividad y descarga, pondrá a disposición de las comunidades tres aviones más. Además está estudiando en qué lugares se podrá captar agua, dado que muchos pantanos están muy por debajo de su capacidad.
El pirómano de la perdiz asustada
El 1997 un hombre ató a la pata de una perdiz una mecha con cuatro haces de cerilla que, según iban prendiendo, hacían saltar del susto al animal unos 200 metros. Así provocó cuatro focos diferentes, que arrasaron kilómetros de monte en Sevilla, según la Guardia Civil.
No todos los piró-manos utilizan métodos tan rebuscados pero el 10% de los 3.533 incendios del verano pasado fueron provocados y el 20%, debidos a conductas negligentes.
Para acabar con esta práctica, la Guardia Civil ha movilizado el 1 de junio a 2.000 agentes.
El año pasado detuvo a 217 personas por provocar incendios y esclareció el 44% de los mismos. Ayer mismo, en Benavente (Zamora), imputó a cinco menores de 16 años, dos colombianos, un ecuatoriano y dos españoles, por su presunta implicación en varios incendios forestales en ese municipio.
El Gobierno será "extremadamente duro y vigilante" con estos comportamientos (que pueden acarrear penas de entre 10 y 20 años de cárcel) advirtió el miércoles el ministro del Interior, José Antonio Alonso.
El problema es que muchos pirómanos no son condenados porque "no hay suficientes fiscales medioambientales con un equipo especializados" que esclarezcan claramente las causas del incendio, según el responsable de montes de Greenpeace, Miguel Ángel Soto. "Da la sensación de que es muy fácil quemar y difícil demostrar", añade.
Otra dificultad, en su opinión, es que los agricultores y ganaderos tienen "una cultura del fuego" para eliminar restos y revitalizar cosechas. "La administración debe proporcionarles medidas alternativas" y así se evitará un buen número de catástrofes.
En la lucha contra el fuego es necesario la colaboración de todos. El director general de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, José Luis Herranz, recomienda que, "aunque todos los años es necesario, éste, con mayor motivo, se deben extremar las precauciones" a la hora de encender una hoguera.
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