Inglaterra también castiga a Mourinho
El técnico del Chelsea y su club, multados por intentar fichar a Cole, que tenía contrato en vigor
Nunca una reunión organizó tanto revuelo. Con un céntrico hotel de Londres como escenario, José Mourinho, el entrenador del Chelsea, comió en enero con Ashley Cole, lateral izquierdo del Arsenal, y le propuso fichar por el club presidido por el millonario ruso Roman Abramovich. No se sabe qué contestó el jugador, pero sí que su club puso el grito en el cielo y denunció el caso a la Premier League: Cole tiene contrato con el Arsenal hasta finales de 2007 y la FIFA prohibe negociar el fichaje de cualquier futbolista hasta los últimos seis meses de su contrato.
El culebrón originado por la reunión vivió ayer su penúltimo capítulo, cuando Cole, Mourinho y el Chelsea fueron declarados culpables de "contacto ilegal" por una Comisión de la Premier, que les impuso las multas más altas de su historia: el Chelsea tendrá que pagar 444.444,44 euros, el técnico portugués, 296.296,29, y Cole 148.148,44. Aunque todos tienen 14 días para presentar alegaciones al dictamen de la Comisión, la fecha en que se reunirá el Comité de Apelación de la Premier todavía no se ha decidido, según señaló ayer a este periódico un portavoz de la Liga.
La FIFA prohíbe negociar la contratación de un futbolista hasta los últimos seis meses de su contrato
"Es inaceptable que un jugador al que le quedan dos años y medio de un contrato de cinco se acerque a un club rival. Aunque reconocemos que lo hizo manipulado por su agente, luego acudió por su propia voluntad a la reunión", explicó ayer la Premier en un comunicado. "Lo mínimo que podía esperar el Arsenal de un jugador al que ha criado desde que era un chaval hasta que se ha convertido en una estrella es lealtad". Aquella comida compartida por Cole, Mourinho, Peter Kenyon -director ejecutivo del Chelsea-, Pini Zahivi y Jonathan Barnett -representantes de jugadores-, rompió las reglas de la Premier League, el reglamento que los clubes ingleses se han dado a sí mismos para ordenar su convivencia. Al transgredirlo, el Chelsea se arriesgó a ser reprendido públicamente, a perder puntos en la Premier y a ser expulsado de la Liga, aunque, finalmente, sólo perderá tres puntos la temporada próxima si vuelve "a contactar ilegalmente con otro jugador".
Mourinho, que ya había anunciado su intención de fichar a un lateral izquierdo, un centrocampista y un delantero para la próxima temporada, ya puede respirar tranquilo: Joseph Blatter, presidente de la FIFA, había propuesto una sanción ejemplar, que el Chelsea no pudiese comprar ni vender jugadores durante el mercado veraniego. "Creo que es una buena idea", dijo entonces Blatter; "necesitamos más disciplina y más respeto por las reglas". El Comité de Control y Disciplina de la UEFA ya castigó al entrenador portugués en marzo con dos partidos de suspensión y una multa de 13.000 euros por sus "falsas declaraciones para crear un ambiente envenenado y negativo" en la vuelta de los octavos de final de la Champions contra el Barça.
En su comunicado, la Liga inglesa tampoco ahorró adjetivos a la hora de explicar el porqué de sus sanciones. "Es inaceptable que un club del prestigio del Chelsea se decida por un curso de acción tan peligroso como éste, que le pueden poner en dificultades con el resto de clubes de la Liga", explicó ayer la Comisión presidida por Sir Phillip Otton, que quería que el caso Cole sirviese como ejemplo para el resto de clubes de la Premier. "Con esta sanción esperamos dar ejemplo y detener a otros clubes y jugadores que se puedan sentir tentados de actuar de la misma manera". En el último caso denunciado de "contacto ilegal", el Liverpool fue sancionado con 30.000 euros por intentar fichar al defensa alemán Christian Ziege, del Middlesbrough, que tuvo que pagar, además, 15.000 euros de su bolsillo.
Tras las alegaciones, al caso Cole le quedará un capítulo: antes de conocer la sanción, el entorno del lateral insinuó que el jugador podría acudir a la justicia ordinaria si consideraba la sanción excesiva, alegando que prohibir las reuniones con otros clubes es contrario a la Ley europea de empleo. El Arsenal, en un intento de calmar la situación, le ha recordado los problemas a los que se enfrentaría -"Eso crearía un caos inmenso", le previno Wenger-, que quiere que cumpla su contrato: "Es nuestro jugador y no queremos que se vaya", dijo tras conocer la sanción David Dein, vicepresidente del Arsenal. "Obviamente no testifiqué contra él en la Comisión porque no queríamos que fuera castigado. Ahora esperamos que respete los dos años que le quedan de contrato", añadió. Cole también ha encontrado apoyos entre sus compañeros de profesión: "Los clubes pueden reunirse abiertamente cuando ya no les interesa un jugador", explicó a la BBC el ex internacional irlandés Tony Cascarino. "Reunirse sólo representa un problema cuando se trata de hablar de un jugador del que su club no quiere desprenderse".
Además, el Arsenal estudia llevar el caso a la Corte Suprema inglesa si la sanción, tras las alegaciones, no le satisface. Y, como la Comisión de la Premier no tiene jurisdicción sobre los representantes Zahavi y Barnett, recomendó ayer que la Federación inglesa estudie su caso para que sean sancionados.
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