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Entrevista:HANIA ZLOTNIK | Directora de la División de Población de la ONU

"Jamás habrá una liberalización completa de la inmigración"

El gran conocimiento del fenómeno migratorio, sus más de treinta años de experiencia y la visión que le ofrece su cargo como directora de la División de Población de la ONU permiten a la demógrafa Hania Zlotnik (México D.F., 1952) expresar sus puntos de vista sin la mordaza o la distorsión de lo políticamente correcto. Zlotnik, que participa en el I Congreso Internacional sobre Migraciones, inaugurado ayer en Bilbao por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, defiende la necesidad de controlar la entrada de personas de terceros países. "En este mundo en el que hay tantas diferencias económicas, si no se controlara la inmigración, podría surgir el temor de que se produjera una especie de invasión. No se va a hacer una liberalización completa de la inmigración jamás, o no durante nuestras vidas, porque van a seguir existiendo bastantes diferencias económicas y demográficas entre los países cercanos", advierte.

"Hay trabajos que los locales no quieren hacer, ni harían aunque cobraran más por ellos"
"Es importante para todos que la inmigración se perciba como ordenada y legal"

A su juicio, la regulación y la lucha contra la entrada ilegal de personas, pese a que pueda parecer contradictorio, también benefician a los propios inmigrantes. "Para luchar contra la inmigración ilegal, habrá que aplicar las reglas, y eso, desgraciadamente, tiene que ver con deportaciones y también con los sistemas de seguridad. Y esto es importante también para el bienestar de los inmigrantes. Cuanto mayor sea la sensación de la sociedad de que la inmigración no está bajo control, mayor será su sensación de que es invadida. Por eso es muy importante, tanto para los inmigrantes como para la sociedad, que la inmigración se perciba más que nada como ordenada y legal", subraya.

Conseguir este objetivo es muy importante para enfocar un fenómeno que siempre despierta recelos en una parte de la sociedad de acogida. La labor de los medios de comunicación es importante en esta tarea, aunque no suficiente. "El problema también está en que las cosas positivas son muy etéreas, mientras que si uno cree que a su hijo le ha quitado el trabajo un emigrante, lo toma como una afrenta personal. No todos los emigrantes son perfectos, y si uno comete un crimen asociar inmigración con crimen es muy fácil", alerta.

Zlotnik considera muy útil para eliminar suspicacias y prejuicios destacar aspectos positivos de la inmigración, pero desde un enfoque personal y cercano. Constata que el sentimiento subjetivo de ser "invadido" va a seguir, tanto si las tasas de inmigración son altas como si son bajas, porque en gran medida se debe a que la persona que lo siente tiene en la casa de al lado a alguien que no se está portando como sus antiguos vecinos. "No importa que haya 20.000 o sólo diez. [La cuestión] es el de al lado", insiste.

La educación, la erradicación de guetos... las medidas son varias, pero para que funcionen y se den las condiciones para una convivencia razonable, los locales (sin crear barreras) y los inmigrantes (reprimiendo su propensión a relacionarse sólo con los suyos) deben colaborar. "Es como el tango. Más vale que los dos bailen", indica.

La integración será más sencilla cuando mejor sea la situación financiera del país de acogida. De hecho, Zlotnik subraya que el mayor enemigo del inmigrante es la economía. "Cuando va bien, es más fácil que la gente acepte la llegada de inmigrantes, porque los necesitan. Si la economía no fuera bien, estoy seguro de que España no dejaría entrar al mismo número de inmigrantes legales que en la actualidad. Los emigrantes tampoco quieren ir a lugares con gran desempleo, porque los primeros que van a sufrir son ellos", argumenta. Tal y como demuestran estudios realizados en Estados Unidos, siempre que la economía sufre reveses crece el rechazo a los inmigrantes, sin que importe el hecho de ser un país formado precisamente por inmigrantes. "Todo el mundo se siente muy orgulloso de su origen emigrante, pero cuando las cosas no van bien, se puede sentir muy enojado contra el último que ha llegado", apunta.

No importa que éste desempeñe los puestos de trabajo que no desean los locales. "La cuestión es que los necesitan, porque hay ciertos trabajos que los locales no quieren hacer. Y más vale que éstos se den cuenta. Ahora existe la teoría de que si los salarios de esos trabajos subieran, los locales también querrían hacerlos. Yo no estoy muy segura de que eso sea cierto".

Sea cual sea esa visión, las sociedades desarrolladas deben acostumbrarse a la llegada de inmigrantes, puesto que, según las estimaciones que maneja Zlotnik, la mayoría de los procesos migratorios mantendrán como destino los países desarrollados. No obstante, su relevancia no ha sido siempre la misma y recuerda que al comenzar su actividad investigadora a nadie le importaban los procesos migratorios, porque eran muy bajos en los países desarrollados. "En Europa se pensaba que ya habían cerrado sus puertas. De repente, cuando vuelve a subir, se vuelve súper importante. En los 80, menos del 50% de los emigrantes del mundo acudía a los países desarrollados y en la actualidad es el 60%. Y durante los próximos años va a seguir siendo así", concluye.

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