Irureta cierra siete años en el Depor
Lendoiro dice abrir "un paréntesis" en la relación con el técnico que dio al equipo sus mayores triunfos
Siete años, una Liga, una Copa y dos Supercopas españolas después de su llegada a Riazor, Javier Irureta puso ayer fin a la etapa más fructífera en la historia del Deportivo, que de la mano del técnico vasco conquistó los títulos que se le negaron a los pioneros del Superdepor de los primeros años noventa. El desgaste provocado por una larga convivencia y los resultados de una campaña decepcionante, la primera en la que Irureta no alcanzó un puesto directo en las competiciones europeas, enfriaron los ánimos de las dos partes, club y entrenador, que se reunieron ayer para certificar el final de un ciclo en A Coruña.
En vez de la mesa y el mantel que presidió los sucesivos acuerdos de renovación entre Irureta y el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, la frialdad de un despacho en la sede del club albergó la reunión de ayer, de poco más de media hora, que puso fin a la vinculación de Irureta a la entidad gallega. A su término, Lendoiro anunciaba a los periodistas el final del mandato del técnico de mutuo acuerdo en lo que calificó como "un paréntesis en las relaciones profesionales" entre el técnico y el club.
La despedida se daba por hecha. Irureta venía lanzando mensajes en los que no cerraba las puertas por completo a su continuidad a pesar de que la Copa Intertoto sea el magro premio logrado esta temporada. Pero desde hacía meses el club filtraba nombres de posibles sustitutos y daba largas a la negociación.
Pero no sólo la rutina y el bajo rendimiento de esta campaña han influido en el esperado desenlace. Las peculiaridades de la última pretemporada, huérfana de refuerzos pese a las reiteradas peticiones del entrenador, sembraron de hiel las relaciones entre Irureta y Lendoiro, que interpretó sus exigencias como un menosprecio a la plantilla y una crítica a su gestión.
Desde ese momento, Lendoiro comenzó a distanciarse de un técnico con el que hasta entonces había vivido una larga etapa de mutua confianza. De poco sirvió que los resultados y la reacción del equipo con la llegada de Coloccini en el invierno confirmasen las advertencias de Irureta.
El adiós de Irureta viene a incrementar en Riazor la sensación de fin de etapa provocada por la marcha de sus dos jugadores más emblemáticos: Fran y Mauro Silva. Si ambos marcaron una época en el Deportivo, el entrenador vasco puso fin a tres temporadas de incertidumbres que llevaron al equipo a luchar contra el descenso en 1998. El Depor volvió con él arriba y se hizo en 2000 con una Liga con la que soñaba desde que se le escapara en 1994. El Centenariazo, la Copa de Rey conquistada en el Bernabéu coincidiendo con los 100 años del Madrid, es el otro gran hito que decora su triunfante paso por el club blanquiazul.
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