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Reportaje:

Cuestión de equilibrio

La renovación en la cúpula de EADS desata la polémica entre Francia y Alemania sobre la presidencia de la constructora aeronáutica

Todo parecía resuelto con la llegada del francés Noël Forgeard y el alemán Thomas Enders al frente del consorcio EADS, la marca que agrupa Airbus, Eurocopter, Ariane, ATR, Sogerma, Socata y una división de aviones de transporte militar y tras la que se ampara un 30,28% de capital en manos de Daimler-Chrysler, otro 30,28% repartido a partes iguales entre el Estado francés y el grupo Lagardère, un 33,9% introducido en Bolsa y un 5,54% del Estado español a través de CASA. Todo parecía ir bien, Forgeard y Enders ser los buenos reemplazantes de Philippe Camus y Rainer Hertrich, hasta que se ha hecho evidente que Forgeard quería romper el equilibrio franco-alemán a favor de su país.

Para Berlín, la actitud del francés Forgeard roza la provocación. Su candidato es Gustav Humbert, número dos de Airbus
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Antes de acceder a la copresidencia de EADS -el nombramiento sigue pendiente de confirmación- Forgeard estaba al frente de Airbus, es decir, de la sociedad que mueve el 60% del volumen de negocio de EADS. Desde ese puesto el ejecutivo francés, muy próximo al presidente Chirac -fue su jefe de gabinete entre 1986 y 1988- ha multiplicado lo que los alemanes consideran gestos inamistosos. Por una parte se declaró partidario de acabar con la dirección bicéfala de EADS, luego reclamó que el grupo adquiriese Thales, sociedad gala de electrónica militar cuya presencia en el entramado hubiera tenido que decantar definitivamente el equilibrio entre París y Berlín del lado de la torre Eiffel y, por último, ha pretendido que su cargo de copresidente de EADS no le impedía seguir presidiendo Airbus.

Para Berlín la actitud de Forgeard roza la provocación. La presidencia de Airbus ahora no puede ser para otro que para el alemán Gustav Humbert, que pasaría así de número 2 a número 1 de una sociedad que conoce a la perfección. Los alemanes están dispuestos, eso sí, a no hacer público el nombramiento hasta después del referéndum constitucional de hoy domingo, cuestión de no herir el orgullo patriótico francés, que sabe que si la Europa del espacio existe es en buena parte gracias a la vanidad nacional de De Gaulle. Si Lagardère y los ministros franceses se dicen resignados a la coronación de Humbert, Forgeard no ha digerido aún la desautorización y algunos rumores afirman que dejará el cargo en EADS antes de haberlo ejercido. Si es así el perfil nosferatesco de su sucesor aparece bien dibujado y sería, con su cráneo pelado, orejas puntiagudas, ojos hundidos y nariz aguda, el de Louis Gallois, hoy presidente de los ferrocarriles -SNCF-, con fama de buen gestor y mejor negociador.

El embrollo es de talla y lleva meses paralizando EADS y Airbus. Esta última sociedad, tras el éxito del primer vuelo del gigantesco A380, ha visto como Boeing recuperaba terreno gracias a su Streamliner, un avión de tamaño medio, gran autonomía y consumo razonable al que Airbus quiere pararle los pies con un A350 que aún no existe. Es más, una compañía canadiense que hasta ahora volaba con aparatos europeos, ya ha declarado que va a renovar su flota en Seattle en vez de hacerlo en Toulouse. Todo eso es muy importante cuando se piensa que, por el instante, Airbus realiza la casi totalidad de los beneficios de EADS. Acabemos también con otra noticia pendiente de confirmación: Francisco Fernández Sainz, el español que está al frente de la fabricación de aviones de transporte militar, debiera conservar el cargo y culminar el desarrollo de un gigante muy esperado, el A400M.

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