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FÓRMULA 1 | Gran Premio de Europa

Un circuito imprevisible

Robert Álvarez

Nürburgring

El circuito alemán de Nürburgring, situado en el macizo de Eifel, a 50 kilómetros de Bonn, guarda los ecos de algunos de los episodios más recordados de la fórmula 1. Historias que pueden ser revividas por los aficionados en el museo o sobre parte de su antiguo trazado, llamado Nordschleife y que medía 23 kilómetros y tenía 73 curvas. Pero un accidente que a punto estuvo de costarle la vida al tres veces campeón Niki Lauda y la cobertura televisiva -se precisaban cien cámaras para retransmitir la carrera- obligó a remodelarlo y dejarlo en unos cinco kilómetros y 15 curvas.

Sucedió el 1 de agosto de 1976, cuando Lauda perdió el control de su Ferrari a más de 200 km/hora y chocó contra las barreras de protección. Acto seguido se incendió. Fue en una curva en la que no había comisarios ni asistencias. Cuatro pilotos (Merzario, Edwards, Ertl y Lunger), se jugaron el pellejo para sacar al austriaco del bólido. Con graves quemaduras, Lauda fue trasladado en helicóptero a un hospital donde recibió la extremaunción. Milagrosamente se recuperó, aunque las secuelas del accidente son visibles en su desfigurado rostro. Y en 1968 pasó a la posteridad el triunfo de Jackie Stewart, conduciendo entre la niebla y una muñeca enyesada. Nürburgring es imprevisible -sólo cuatro de los 12 ganadores desde 1980 partieron desde la pole: Schumacher en tres ocasiones y Hakkinen en 1998- y para Alonso no parece el adecuado. "Nunca hemos brillado aquí", dice. Lo mejor, un cuarto puesto en 2003.

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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