El jeroglífico de la oposición
La postura del PA en el proceso ha sido la más enigmática y menos comprendida
El nuevo giro argumental de la gestación del Consejo Audiovisual de Andalucía ha suscitado en la oposición reacciones diversas: el PA se muestra exultante porque se atribuye el cambio, IU no esconde su fastidio, ya que la vuelta a los inicios le deja con un miembro menos; y el PP, misteriosamente, acuerda no decir nada.
Si bien el silencio de los populares abre nuevas vías de especulación y recelo, lo cierto es que durante el proceso la postura más enigmática ha sido la del PA. La del PA al completo: incluido el bloque crítico recién constituido. Pese a que en un primer momento los nacionalistas participan en el órgano e incluso ponen un nombre encima de la mesa, luego mantienen hasta el final el envite de renunciar a su cuota mientras PSOE y PP no alcanzaran el consenso. Una apuesta que, cuanto menos, a los demás partidos les hace tener la mosca detrás de la oreja, ya que una de las reglas de oro de la política es participar siempre en los órganos institucionales. Ya vendrán después las críticas y reparos, si acaso.
El PA dice que no hubo pacto con el PP, cuya estrategia era llegar al Tribunal Constitucional
Los socialistas sospechan enseguida que tras la actitud del secretario general del PA, Julián Álvarez, se esconde un pacto secreto con el presidente del PP, Javier Arenas, para retirarse al unísono del Consejo y dejar solos a socialistas e IU. Tan es así, que el PSOE confecciona una lista de 11 nombres entre los que incluye a dos que sabe que gustarán a los populares (son los que, efectivamente, después da el PP). Al ir a registrar la candidatura se encuentran con que el portavoz, Antonio Sanz, han cumplimentado su propuesta, por lo que el PSOE cambia la lista de 11 por otra de nueve miembros, que junto con los dos de IU suman 11.
Los andalucistas se quedan fuera. La lectura que hace entonces el PSOE, y los propios críticos del PA, es que Arenas ha engañado a Álvarez. Ambos lo niegan. "Nosotros siempre tuvimos claro que íbamos a nombrar a tres", aseguran los conservadores, aunque reconocen que el desmarque de los nacionalistas les ha venido que ni pintado. Los andalucistas, por su parte, sostienen que su estrategia -que es un paso más en la política que han emprendido para destrabarse del PSOE después de ocho años de Gobierno de coalición- ha sido siempre en solitario, y que únicamente han mantenido conversaciones con el Gobierno andaluz. A juicio de un dirigente de este partido, la intención del PP era llegar hasta el Tribunal Constitucional, por lo que la retirada de sus candidatos, o no hacer propuestas, estaban desde el primer momento descartadas.
Este mismo dirigente admite que la jugada de no participar en el órgano era "muy arriesgada", pero "en este caso nos ha salido bien". En cuanto a la postura del sector crítico del PA, liderado por Antonio Moreno, el jeroglífico es aún mayor. Fuentes del PSOE han asegurado que fue el ex secretario de Organización Juan Carlos Soriano, estrecho colaborador del anterior secretario general, Antonio Ortega, quien les facilitó el nombre de Javier Aroca, que fue mano derecha de Ortega, para que figure en la candidatura socialista. Su nominación cae como una bomba en la ejecutiva del PA, que considera violentada su autonomía de partido. Estas mismas fuentes añaden que los críticos les trasladan que para el día de la votación pueden contar con el apoyo de los tres diputados afines del grupo parlamentario: José Calvo, Antonio Moreno y Miguel Romero. De hecho, cuando se conoce la inclusión de Aroca en la lista socialista, el nuevo bloque crítico da a conocer de forma apresurada (en una conferencia de prensa por la tarde) que ha creado una corriente de opinión. Tanto Moreno, que es quien la presenta, como Calvo eluden pronunciarse sobre la integración de Aroca en contra de la voluntad expresa de la ejecutiva andalucista.
Sin embargo, al día siguiente Antonio Moreno se desvincula de la propuesta y anuncia públicamente que Aroca no va a contar con el respaldo de su grupo. ¿Qué sentido tiene, entonces, dar al PSOE el nombre del ex dirigente, y hacer coincidir con el revuelo la salida a la luz de su corriente? Los críticos no dan ninguna explicación. Desde la dirección del PA se interpreta que sus opositores quisieron aprovechar el momento de debilidad de la ejecutiva para erigirse en portavoces del PA, con el argumento de que la cúpula actual adolece de extrema bisoñez e inexperiencia. "La reacción mediática y, sobre todo, de la militancia, a quien el hecho de ir de la mano del PSOE produce un profundo rechazo, les hace dar marcha atrás", agregan la citadas fuentes.
El efecto dominó de la polémica se traslada a Izquierda Unida. La federación tiene el compromiso de apoyar la lista del PSOE para que, ante cualquier eventualidad, el Consejo salga adelante. Pero nada se les había dicho de que en ella iría un ex dirigente del PA. Cuando los propios críticos andalucista abjuran de Aroca, el coordinador de IU, Diego Valderas, decide lavarse las manos para no entrometerse en los problemas internos de otro partido. Declara que su compromiso sigue en pie, que repaldarán los nombres del PSOE que hagan falta, pero que no votarán a Aroca "porque no lo apoya nadie del PA".
En un primer momento, el parón que el PSOE ordenó ayer al Consejo se recibió en IU con agrado, ya que, dijeron, la huida hacia delante en el conflicto no había hecho otra cosa que encadenar movimientos estridentes. Pero sólo en un primer momento, cuando la portavoz, Concha Caballero, y Valderas supieron que eso les costaría un miembro (al ser otra vez nueve los componentes, tendrán ya uno) ambos rechazaron el retraso.
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