El Tau, en femenino
El Irún Hondarribia llega a su máximo histórico, a la espera de confirmar su ascensión con un título la próxima temporada
El Hondarribia-Irún de baloncesto femenino ha perdido su primera oportunidad de hacer historia. Después de una liga magnífica, en la que compartió el primer puesto con el todopoderoso Perfumerías Avenida, las jugadoras irundarras cayeron en semifinales de los play-off contra el Ros Casares, uno de los clásicos de este deporte.
La historia del equipo fronterizo vascas está plagada de momentos de entusiasmo y decepciones económicas, pero siempre con la firme idea de convertirse en uno de los grandes. Si hace dos temporadas se produjo un descenso claro, después de permanecer en la máxima categoría, ahora poco les ha faltado para abrazar la gloria, que se escapó en el último suspiro. Para eso, el Hondarribia-Irún ha recurrido a dos puntales muy veteranos, pero totalmente contrastados dentro del baloncesto femenino. En primer lugar, la dirección técnica ha recaído sobre la brasileña María Helena Cardoso. "Cuando me comentaron la posibilidad de entrenar aquí yo estaba pensando en retirarme. Tenía 63 años y llevaba más de 40 dedicándome al baloncesto y casi había perdido la motivación, pero tenía mucha curiosidad. Cuando llegué a Irún y conocí al grupo de personas que forman el club, volví a encontrarme con el baloncesto que amo", explica.
Con una plantilla corta, de nueve jugadoras, y escaso presupuesto, el equipo ha llegado a semifinales
Y si en el banquillo hay una veterana, dentro de la cancha se encuentra otra. Aunque su nombre no llene las portadas, Elena Tornikidou es una de las mejores jugadoras de baloncesto femenino de todos los tiempos. La hispano-rusa, de 40 años, ha conseguido todos los títulos posibles: campeonatos del mundo, de Europa, ligas, copas o Juegos Olímpicos. Ahora, tras su espectacular temporada en Irún, también ha recibido su tercer galardón como mejor jugadora de la Liga. "Dije que quería seguir en activo hasta que cumpliese 40, pero creo que lo voy a tener que prolongar una temporada más, porque mantengo la ilusión", explica la rusa. "Tornikidou es una fenómeno. Cualquiera que la vea no puede creer que tenga más de 26 o 27 años. Además, mantiene las ganas de una jugadora debutante", apuntilla Cardoso.
La veteranía era una de las principales bazas con las que la directiva del club quería jugar para mantenerse. "Cuando subimos el año pasado decidimos reforzarnos y ahora creo que no nos van a echar ni con agua caliente", bromea Nieves Alza, presidenta del Irún-Hondarribia. Para ella, la definición del equipo es muy clara: "Somos el Tau en femenino, pero no recibimos ni la centésima parte de atención. No podemos abrirnos camino a codazos, por lo que hemos decidido llevar a cabo un trabajo importante y laborioso como el de las hormigas", comenta. Por eso, se espera que el gran trabajo llevado a cabo durante esta temporada culmine el próximo año con el primer título del club.
En Irún, la idea ha calado. Todas las semanas, entre 800 y 1.000 personas han llenado el polideportivo de Hondartza para ver a este equipo ganador. En el tercer partido de semifinales, disputado hace 10 días, la gente se apelotonaba en las gradas por la falta de espacio. Sin embargo, la repercusión apenas traspasa esa frontera. "Lo que no se ve públicamente no existe, y el baloncesto femenino es un claro ejemplo", prosigue Alza. "Se trata de un deporte que no se declara profesional, pero que en realidad sí que lo es. Resulta muy complicado mantener al equipo, pero con ayudas de patrocinadores privados y entidades como Kirolgi lo estamos consiguiendo", añade la presidenta.
Pese a haber estado a un partido de meterse en la final -tras ganar el primer encuentro, luego perdieron los dos restantes-, el equipo irundarra siempre se ha mantenido humilde. "En esta Liga han pasado muchas cosas raras. Todos los equipos que quedábamos en los play-off podíamos ganar el título. Nosotros íbamos por fuera. Éramos la sorpresa", explica la entrenadora María Helena Cardoso. Los resultados han respondido, pero todavía queda mucho camino por recorrer para gozar de todos los privilegios de equipos ricos, como su verdugo el Ros Casares o el Perfumerías Avenida. "Nuestra plantilla es de nueve jugadoras. Otros conjuntos están formados por catorce o quince, lo que les permite un mayor número de rotaciones", analiza la entrenadora brasileña. Como contraste, el Irún-Hondarribia está tratando de afianzar el baloncesto femenino de cantera para promocionar jugadoras de la casa que sigan el ejemplo de Leire Aramburu o Raquel Delgado, únicas vascas en la plantilla profesional.
Pese a la llegada de las victorias, el entorno del conjunto permanece cauto, poco acostumbrado a los grandes éxitos. "Este año buscábamos el título, pero lo más importante es afianzar el equipo arriba", explica. "¿El año que viene? No sé. Ahora tengo 65 años y quiero vivir el día, disfrutar. A mi edad no se pueden tener planes, sino confiar en Dios. Lo único que me parece claro es que tengo que morir en una cancha de baloncesto", concluye Cardoso.
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