Renault se equivoca de principio a fin
Alonso, cuarto, víctima de la mala elección de los neumáticos y del momento de repostar en una carrera ganada por Raikkonen
Por primera vez en lo que va de temporada, Fernando Alonso se cayó del podio. Luchó hasta la última vuelta para mantenerse en él. Se dejó la piel, cuando sus neumáticos ya no le acompañaban, intentando frenar, taponar, a todos los rivales que le estaban acosando. Pero, al final, no logró su objetivo. La dureza de Montecarlo dictó sentencia. Iba el segundo cuando apenas faltaban ocho giros, sólo por detrás del inalcanzable McLaren Mercedes de Kimi Raikkonen. Pero los dos pilotos de Williams, a los que había resistido más de 30 vueltas, perdieron la paciencia. Primero fue Nick Heidfeld quien entró a matar en la salida del túnel y Alonso prefirió cederle el paso antes que perderlo todo. Y luego fue Mark Webber el que le adelantó en la entrada de la nueva chicane (estrechamiento), que Alonso se saltó para mantener su tercer puesto, y le rebasó finalmente a cuatro vueltas de la conclusión en el mismo sitio. El español acabó cuarto.
El finlandés, la gran amenaza del español. Ferrari y Schumacher apenas cuentan
La carrera se convirtió en una auténtica locura a partir del momento en que Christian Alberts perdió el control de su Minardi, hizo un trompo y quedó cruzado en la pista en la salida de la curva Mirabeau en la vuelta 24ª. Aquello creó un caos de tal calibre que hasta los comisarios perdieron el control. Encallados en el asfalto se quedaron David Coulthard, Rubens Barrichello, Michael Schumacher -que tocó a su compañero de equipo y destrozó su alerón delantero-, Jacques Villeneuve y Juan Pablo Montoya. Salió el safety car y muchos pilotos, entre ellos Alonso, Webber, Heidfeld y Schumacher -por necesidad absoluta-, aprovecharon para llenar sus depósitos.
Aunque la situación pareció favorecer a Alonso, que ya había hecho su parada antes de que se retirara el coche de seguridad y había perdido sólo una posición en favor de Jarno Trulli, que pasó a ser segundo, había un piloto que permanecía absolutamente imperturbable. Frío como es, a Raikkonen todo aquello no parecía afectarle. Había salido en la primera posición, tapando el ataque inicial de Alonso, y había adquirido una ventaja de unos 5 segundos sobre el asturiano que luego perdió cuando se neutralizó la carrera. Pero Raikkonen permaneció en la pista, siguiendo siempre al coche de seguridad y esperando que desapareciera para lanzar un nuevo ataque.
Y, cuando eso ocurrió, el finlandés voló, marcó vueltas rápidas y fue sacando ventajas de más de tres segundos por giro a Alonso hasta superarle por 34,7 segundos. Sólo entonces, en la vuelta 41ª, Raikkonen decidió entrar en los boxes y llenar su tanque para acabar la carrera. Cuando volvió a pista, seguía siendo el primero y llevaba 12 segundos a Alonso. "Eso me demuestra que no equivocamos la estrategia", dijo el ovetense, analizando el desarrollo de la prueba; "si no hubiera tenido problemas con mi coche, habría ganado".
Sin embargo, los problemas para Alonso habían comenzado bastante antes. El equipo equivocó la elección de los neumáticos. Los eligió duros en vez de blandos como habían hecho McLaren y Williams. "No hay que buscar excusas", sentenció Flavio Briattore; "hemos cometido un error y Fernando ha hecho más de lo que ha podido". El deterioro de sus gomas se produjo especialmente cuando el equipo, en otro fallo de peso, decidió ir a una única parada cuando faltaban todavía 53 vueltas. Aquello supuso elevar el peso del coche en unos 110 kilos, con lo que no sólo perdió velocidad, sino que también elevó sustancialmente el desgaste de los neumáticos.
Fueron dos circunstancias excesivas incluso para el líder del Mundial. Alonso acusó la falta de adherencia de su bólido, al igual que la había acusado antes Giancarlo Fisichella, que no pudo taponar por más tiempo a un grupo de cinco pilotos y vio cómo le adelantaban en las curvas de Loews, en uno de los momentos más espectaculares del año, Trulli, Montoya, Ralf y Michael Schumacher y Barrichello. Alonso sufría en cada curva y temía perderlo todo. Acabó sucumbiendo a los dos Williams, perdiendo el segundo puesto, rodando en cuarto lugar y acosado de nuevo esta vez por Montoya, que realizó una excelente carrera.
Alonso salvó los muebles sumando cinco puntos, que le permiten aumentar incluso la ventaja hasta los 22 sobre el segundo clasificado, que ya ha pasado a ser Raikkonen. Pero es evidente que el finlandés se ha convertido en su verdadera amenaza. Ferrari y Schumacher apenas cuentan. Cada carrera están más metidos en el pelotón, buscando unas soluciones que no llegan y planteándose incluso comenzar de nuevo con todo el proyecto del F2005, el primer coche diseñado por Aldo Costa. Ahora, el adversario de Alonso se llama Raikkonen. Y el de Renault, McLaren.
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