"Cataluña está 'encajá' en España, los que no estarán encajados serán algunos"
Está feliz y se le nota. José Rodríguez de la Borbolla (Sevilla, 1947) acaba de ingresar como ex presidente de la Junta en el Consejo Consultivo y asesora al Gobierno en materia autonómica.
Pregunta. Le veo encantado. Está, como usted quería, ayudando a pensar a su partido.
Respuesta. Sí, estoy haciendo las cosas que me gustan, estoy feliz, entre otras cosas por el final de temporada del Betis. Palabra de honor, no lo digo de broma, a mí la vida me la condiciona mucho la situación del Betis, estoy disfrutando como un enano.
P. ¿El reconocimiento en la política viene cuando uno la deja?
R. No, esto es normal. El tiempo ayuda a que las cosas vuelvan a su cauce. Por ejemplo, una de las cosas que más me han gustado en los últimos tiempos ha sido un homenaje que me dieron el día 3 en mi agrupación local del PSOE. Me impusieron la rosa de oro y, bueno, que le den un homenaje a uno los suyos, un homenaje íntimo y con el presidente, el alcalde y la gente cariñosa, eso es precioso. Pues, esas cosas juntitas..., vamos, yo ahora, a mí lo único que me faltaría sería ya que me tocara la Primitiva.
"Si el Estatuto sale sin acuerdo supondrá la marginación del PP para los restos"
"Hace tiempo que decidí que no me voy a presentar nunca más a nada. Punto"
P. Hablando de los suyos, con la crisis del Ayuntamiento de Sevilla muchos han vuelto a acordarse de su nombre.
R. Pues que les quede claro dos cosas. Primero, que el PSOE de Sevilla va a seguir mucho tiempo gobernando en el Ayuntamiento de Sevilla, sin necesidad de recurrir a nadie más y desde luego no a mí, y segundo, yo he decidido ya hace tiempo que no me voy a presentar nunca a más nada. Me lo ha prohibido el médico. Punto.
P. Lo dice para que se enteren.
R. Que no, estoy fuera, mi tiempo pasó, adiós.
P. Y en el tema de ayudar a pensar a su partido. ¿Cómo ve el debate territorial hoy día?
R. El debate territorial en la España actual hay que hacerlo, pero no sólo pensando ni en el problema vasco ni en el problema catalán. La realidad española de 2005 no es la de 1978, es distinta. Ha estado muy mal el debate hasta ahora por los impulsos territoriales. Creo que en los próximos meses se convertirá en un debate más nacional en su conjunto, y dicho esto, pues habrá que estudiar serenamente cuáles son los problemas y en darles solución entre todos y, desde luego, no condicionados por la coyuntura de la configuración temporal de un gobierno en un territorio o de un gobierno en la nación.
P. Parece que eso, a día de hoy, no es posible.
R. Bueno, bueno, habrá que ir haciendo que las cosas se vayan encauzando y tener calma. Además, me parece que José Luis Rodríguez Zapatero es una persona que tiene una ventaja grandísima y es que sabe medir muy bien los tiempos. La mayoría de los problemas sólo se arreglan con dos cosas: paciencia y tiempo.
P. Maragall intentó el verano pasado que Andalucía se aproximara a las tesis catalanas y también, por otro lado, el resto de las comunidades. En ese tira y afloja, ¿cuál debe ser el papel que debe jugar la comunidad?
R. Cataluña quería que Andalucía hiciera un frente común porque hay un problema común clarísimo, que es el de la financiación sanitaria. Es un problema más de Cataluña y de Andalucía que de otros territorios porque son de las que hace más tiempo están gestionando la sanidad. Pero eso es un problema común con Cataluña, no es el problema de la ordenación territorial. Y Andalucía está jugando un papel de referente territorial solidario, exigente de solidaridad y, al mismo tiempo, un papel de referente de los intereses generales de España. Es lógico porque Andalucía quizá sea, por qué no decirlo, la España más España y me parece que se está jugando solventísimamente ese doble papel de defensa de los intereses de Andalucía y de visión integradora de los problemas de España.
P. Dicen que la propuesta catalana pone coto a la solidaridad.
R. Para empezar hay que decir que el punto de partida de las balanzas fiscales es inaceptable. ¿Por qué? Porque los ingresos que se producen en los distintos territorios no son sólo resultado del esfuerzo productivo de su territorio, sino también de la configuración de las sociedades anónimas, de los flujos de capital, de las rentas de capital, en definitiva, hay unos flujos intercomunitarios, interterritoriales en España que no se reflejan y unas capacidades de producir valor añadido y producto interior bruto que no se reflejan en la recaudación final de los impuestos. La balanza fiscal es tramposa. Y, en segundo lugar, ¿quién dice que hay que ponerle tiempo a la solidaridad?, ¿en qué manual socialista está dicho que hay que ponerle coto?, ¿dónde está el pensador socialista que ha dicho eso? Que me lo enseñen.
P. ¿Maragall actúa más como un nacionalista que como un socialista?
R. No quiero personalizar. Me parece que tras las reivindicaciones de tripartito hay más un impulso nacionalista que socialista.
P. ¿Qué no le gusta de la propuesta del tripartido, el procedimiento que plantea, la bilateralidad, o el contenido?
R. En general, tanto la forma como el fondo, porque el procedimiento es inaceptable, y en el fondo también desaparece, por mucho que se reconozcan colaboraciones, la idea de un Estado o de una sociedad unitaria y se instalan fronteras artificiales, se rompe la unidad de mercado. No estoy de acuerdo.
P. El presidente Chaves dice que esa propuesta está ya rechazada. No sé si usted lo ve así.
R. Está negada políticamente, pero hay que seguir haciendo una labor de pedagogía y de información en la sociedad. Y que quede claro, aquí y allí, eh, ojo. Hay una encuesta en la que el 70% de los votantes del PSOE, incluidos los del PSC, dice ante la disyuntiva de qué prefieren ustedes un sistema de financiación más solidario o más autonomista, el 70% en Cataluña, del PSC, dicen más solidario.
P. ¿Para el PSOE en su conjunto, Maragall es un problema?
R. No estoy en los órganos de dirección, no le puedo decir "para el PSOE...".
P. Usted, como socialista.
R. No quiero hacer juicios personales. La propuesta que ha salido de Cataluña, del tripartito catalán, que incluso ha sido asumida por los sindicatos catalanes, según dicen, y por la patronal catalana, no es solvente.
P. Pero la pregunta es si el gobierno tripartido catalán está creando muchos más problemas a Zapatero y a todo el conjunto de los socialistas... Quiero decir que parece más problemático el encaje de Cataluña en España.
R. No creo que sea más problemático, lo que puede ser más problemático es la actitud actual de los gobernantes de Cataluña, eso no es el encaje de Cataluña, Cataluña está encajada. ¡Vamos, el Barça ha ganado la Liga...!
P. Usted entiende la pregunta.
R. Sí, Cataluña está encajá, los que no estarán encajados serán algunos.
P. ¿Andalucía es una comunidad nacional, una nacionalidad, una nación, una región?
R. Andalucía es Andalucía.
P. ¿Cómo la definiría en el Estatuto?
R. Lo que se pongan de acuerdo los partidos. A mí eso me parece bastante secundario, más propio de los nacionalismos. Andalucía es una comunidad autónoma, que ha sido históricamente una región, que es un territorio con identidad, que es una cultura, que es una historia...
P. Y hablando del acuerdo de los partidos. El PP no es necesario numéricamente para aprobar el Estatuto pero ¿es eso políticamente posible?
R. La reforma del modelo territorial a escala de Estado no puede salir sin acuerdo entre el PP y el PSOE. En Valencia, la reforma del Estatuto no puede salir sin acuerdo entre el PP y el PSOE. En Andalucía si tiene que salir sin acuerdo entre el PSOE y el PP supondrá la marginación del PP para los restos. El problema no son los números, sino la marginalidad política en la que está cayendo el PP en Andalucía, que puede ir a peor, para ellos. Mire usted: usted puede tener 10 más, 10 menos, pero es que aquí se están convirtiendo en una fuerza política marginal con su actitud.
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