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Reportaje:

Cuentos y cuentas en China

Crimidesa, desposeída de sus derechos tras invertir 10 millones de dólares

En China no es oro todo lo que reluce. Crimidesa, un grupo burgalés que es el mayor exportador mundial de sulfato sódico, creó en 2000 con las autoridades de Hongze, municipio del delta del río Yangtze, y con otra compañía china, una empresa mixta para explotar unos yacimientos. Invirtió 10 millones de dólares y dos años después descubrió que sus socios de Hongze nunca le llegaron a traspasar los derechos mineros. Lleva desde entonces reclamándolos sin éxito en instancias judiciales.

Los socios de Hongze han ocultado que, en contra de lo pactado, no han disuelto la empresa municipal y no han traspasado los derechos mineros
Antes de descubrirse las irregularidades, la inversión española convirtió Hongze en dos años en la mayor y más rentable mina de sulfato de China

Copronamasa, filial de Crimidesa para sus inversiones internacionales, tiene muy claro desde hace años que necesita estar en China, como productor y como proveedor, para mantener su liderazgo, es el primer fabricante europeo y el primer exportador mundial en sulfato sódico, un producto esencial para la fabricación de detergentes y en menos medida para la fabricación de cristal plano o el blanqueo de papel. De ahí que a finales de la década de los noventa, en respuesta a un reclamo de socios inversores publicado en revistas internacionales especializadas por el municipio chino de Hongze, acordasen con sus responsables, y con un importante grupo chino, Shanxi Nanfeng, la creación de una empresa mixta para explotar un yacimiento y una fábrica de sulfatos.

El municipio y su empresa pública Hongza Chemical, que atravesaba graves problemas de solvencia y liquidez, firmaron un contrato para la creación de la compañía Jiangsu Nanfeng Chemical con el grupo burgalés y con el otro socio chino. La contribución de Copronamasa fue una inversión en metálico de 10 millones de dólares y la aportación de su experiencia industrial, su know how y otros intangibles. Los socios chinos se comprometieron a contribuir con los activos tangibles e intangibles del negocio del sulfato sódico, gestionando la nueva empresa mixta. La empresa española, que se las prometía muy felices con esta joint venture que iba a duplicar su producción, se reservó la presidencia y el control financiero.

El 26 de marzo de 2000 las tres partes firman un acuerdo por el que se traspasan los activos tangibles de la antigua empresa pública (pozos de explotación y exploración realizados hasta la fecha) y se establecía que una vez constituida la nueva empresa mixta su antecesora municipal de Hongze debía liquidarse para evitar posibles conflictos de intereses en el futuro.

La inversión de Copronamasa se materializó pronto y en dos años el yacimiento se convierte en la mayor mina de sulfato de China y en una de las industrias más rentables del sector, reportando al grupo burgalés grandes beneficios.

Los españoles están contentos, aunque les inquieta un cabo suelto. Sus socios municipales, con los que tuvieron problemas de comunicación por idioma, costumbres y preparación desde el primer día, no acababan de traspasar a la empresa mixta los derechos mineros. Les aseguraban que se debía a la lenta tramitación de la burocracia en China, pero que no hay ningún problema en que estuvieran ya explotando la mina.

Ante lo irregular de la situación y tras varios consejos de administración en los que se pide el traspaso de los citados derechos, Copronamasa decide realizar una investigación y habla con el Gobierno central de la provincia, que es independiente del Gobierno local. Esta administración informa a la parte española que no se le ha presentado a tramitación el traspaso de los derechos mineros y que además en varias ocasiones se ha dirigido a la dirección de la empresa mixta de Hongze para expresarle su preocupación por la explotación de recursos naturales sin contar con esos derechos, lo que contraviene la ley en China.

Los disgustos no acaban ahí. Posteriores indagaciones con las autoridades revelan que la antigua empresa municipal no se ha disuelto, que subrepticiamente ha reanudado su actividad, se ha privatizado y ha cambiado de nombre, y que para mayor escarnio, al ser "titular" formal de los derechos mineros ha decidido obligar a la empresa mixta a comprarle la materia prima o salmuera a un precio muy por encima del precio de coste. Más tarde se alía, además, para otras explotaciones limítrofes con competidores directos de Copronamasa.

Ignacio Contreras, ante las instalaciones de la empresa mixta de Hongze.
Ignacio Contreras, ante las instalaciones de la empresa mixta de Hongze.

Pendientes de los tribunales

El grupo burgalés, respaldado infructuosamente por las autoridades centrales chinas y por la embajada y los consulados españoles, lleva dieciocho meses esperando una resolución de los tribunales de arbitraje competentes a los que ha recurrido y de los tribunales ordinarios de justicia ante los que ha demandado al director de la empresa mixta nombrado en su día por los representantes del municipio de Hongze.

"Hemos recuperado ya el 92% de nuestra inversión, pero nos sentimos estafados y queremos seguir trabajando en China. Nuestros problemas se circunscriben a las autoridades locales de Hongze, no a las provinciales o nacionales", señala Ingnacio Contreras, presidente de Copronamasa.

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