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Nuevos hábitos y nuevos productos

El todopoderoso turismo de sol y playa ha sido en nuestro país hasta hace muy poco tiempo el protagonista absoluto de la oferta española, hasta el punto de ser considerado por gran parte del sector como el único turismo posible y -lo más importante- rentable. Sin embargo, ya en la década de los noventa comenzó a notarse la incipiente presencia de nuevos compañeros de escena, un reducido grupo de actores secundarios que operaban con criterios distintos y respondían a una demanda minoritaria hasta la fecha.

Con el tiempo, estos nuevos agentes han crecido en número y tamaño, han sabido conectar con las necesidades de un público en auge, y se han convertido en una alternativa al modelo predominante, alimentándose de los cambios en los hábitos de los usuarios y de la implantación de las nuevas tecnologías en el sector para representar, hoy en día, las nuevas tendencias del futuro del turismo. Para calibrar la importancia de los cambios en los usuarios y en los nuevos modelos basta comprobar cómo la oferta turística ha evolucionado en los últimos años. El sol y playa ya no es la única opción en la planificación de las vacaciones, aunque ello no signifique que su posición dominante en el mercado, que ronda actualmente el 80% de la oferta turística, esté en peligro.

Las compañías aéreas de bajo coste han jugado un papel esencial en la expansión de los viajes turísticos individuales
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El otro lado del sol y la playa

Las nuevas actividades turísticas presentan un panorama muy heterogéneo, aunque con un claro denominador común: el turista, mucho más activo, ya no se conforma únicamente con el desplazamiento a un destino vacacional o con el disfrute de un paquete turístico predefinido que no responde adecuadamente a sus expectativas. Los gustos y preferencias del nuevo perfil de turista están cambiando, de manera que su satisfacción viene dada por el máximo aprovechamiento de su tiempo y la acumulación de nuevas experiencias relacionadas con el culto al cuerpo, el deporte o simplemente el bienestar, por citar sólo algunas.

Las opciones existentes son múltiples: hoteles con spa, hoteles-bodegas, actividades náuticas, golf, cicloturismo, senderismo, clubes de salud e incluso el avistamiento de pájaros. Éstas son, sin embargo, tan sólo algunas de las opciones preferentes por el turista activo, que constituye el plato más apetecible del negocio turístico actual, dado su mayor nivel de gasto per cápita. Este nuevo turista disfruta de vacaciones en pequeñas dosis, es decir, las fracciona a lo largo del año, en lugar de invertir un mes entero en verano.

También utiliza con mayor frecuencia las nuevas tecnologías: se estima que un 78% de los usuarios elige Internet para informarse y planificar sus vacaciones, de forma que conoce mejor los canales de comercialización y, normalmente, consigue el mejor precio en cada momento.

Las compañías aéreas de bajo coste juegan también un papel esencial en el fenómeno de expansión de los viajes individuales. Sólo entre los meses de enero y marzo de este año han llegado a España 9,8 millones de turistas por vía aérea, de los cuales un 28,6% lo ha hecho a través de estas líneas (un 35,1% más respecto al año anterior), según el último informe del Instituto de Estudios Turísticos.

Frente al éxito de esta nueva tipología de demanda, la oferta turística y hotelera española ha comenzado a adaptar sus productos -aunque a un ritmo menor de lo deseable- ofreciendo este tipo de oferta complementaria a todos los niveles, desde un servicio estándard al más especializado. El turismo de salud y belleza está experimentando una fuerte expansión con la recuperación de algunas estaciones termales que permanecían cerradas, así como la ampliación y mejora de instalaciones en funcionamiento. Asimismo, en el segmento golf, el crecimiento queda patente tanto por el espectacular aumento de licencias federativas como por la afluencia cada vez mayor de turistas aficionados a este deporte, con el consecuente desarrollo inmobiliario generado alrededor de los campos de golf.

Por su parte, el turismo rural tiene unas expectativas de crecimiento a corto plazo del 20%, consolidando la positiva evolución que ha experimentado durante los últimos cinco años, tanto en el crecimiento de la oferta como de la demanda, con incrementos de dos dígitos en ambas variables. El presente y futuro de esta tipología de alojamiento está, en cualquier caso, condicionada por la adecuada adaptación a un entorno único, ofreciendo un producto que cubra las expectativas de una demanda muy especializada.

Este nuevo modelo turístico es, en resumen, una alternativa al alza económicamente interesante. No sólo por el gasto medio por turista, muy superior al del modelo tradicional, sino por la economía paralela que genera y que resulta muy atractiva para otros sectores económicos de la sociedad, con un impacto directo en la construcción, la hostelería, el ocio diurno y nocturno, el comercio, etc.

España es un país con una amplísima variedad cultural, arquitectónica, paisajística y gastronómica, por citar sólo algunos ejemplos. El sector debe encontrar en esta diversidad una oportunidad para ofrecer productos diferenciados y ajustados a la nueva demanda.

El "nuevo turismo" o "turismo activo" es, por tanto, una puerta abierta al desarrollo turístico de España. Para ello, el sector deberá adaptarse a la nueva realidad y ofrecer, en un entorno equilibrado de relación calidad-precio, el mejor producto si quiere mantener su liderazgo.

Bruno Hallé es socio de Magma Turismo

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