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Reportaje:

Atutxa, un héroe en horas bajas

Los dos socios del PNV le piden que proponga otro candidato ante el bloqueo del Parlamento

El cumpleaños llega cuando toca, no cuando uno desea. Como las retiradas en política. Juan María Atutxa cumplió el pasado miércoles 64 años y puede estar ya a un paso de acudir, en calidad de ex, a la comida anual que él precisamente institucionalizó con los antiguos presidentes de la Cámara vasca, los nacionalistas Juan José Pujana y Joseba Leizaola, y el socialista Jesús Eguiguren. Pero aún no ha dado su brazo a torcer, pese a que los dos socios de gobierno del su partido han solicitado ya al PNV su recambio como candidato a la presidencia del Parlamento de Vitoria para salvar una situación de bloqueo insostenible. La petición hecha el viernes por Eusko Alkartasuna, después de nueve votaciones y ocho empates a 33 votos entre Atutxa y el candidato socialista, Miguel Buen, se sumó ayer, "con dolor", Ezker Batua. Una demanda que ha amplificado su soledad, frente al rechazo del PSE y PP por su falta de imparcialidad en la anterior legislatura y el veto de EHAK. El anuncio de Aralar de que dará un paso decisivo si el lunes se mantiene el atasco, pone a Atutxa en el disparadero.

El PNV mantiene su candidatura por una cuestión "de dignidad", según Josu Jon Imaz

Esta intensa semana, el candidato ha deambulado por los pasillos de la Cámara pegado al móvil. Unas llamadas eran apoyo, pero otras de preocupación ante el desenlace del pulso planteado por su partido. Una apuesta arriesgada que puede hacer que, por segunda vez en la historia, el PNV, pierda la presidencia del Parlamento.

Una vez más, Atutxa ejemplifica de qué manera se construyen y derriban los héroes en política. Ídolos con pies de barro o tigres de papel, ahora que el comunismo forma parte de la escena política vasca de la mano de EHAK. Pero quienes han seguido su trayectoria política, primero como diputado de Agricultura de Vizcaya y luego como consejero de Interior, cuestionan la imagen del héroe caído. "Atutxa es un hombre tremendamente querido entre las bases", sostiene un buen conocedor del PNV. "Pero desde siempre. No en vano es el cargo que más charlas da en los batzokis", dicen. Es más que una opinión: no hay más que ver el cariño y el respeto que suscita en los actos de masas de su partido. Y tampoco han sido pocas la veces que la gente ha convertido a Juan Mari en el protagonista no deseado de manifestaciones con gritos de "¡Atutxa, valiente!". Claro que donde unos veían valentía, otros, los de las pistolas, los amigos de las bombas y el amosal, percibían a un "zipayo" dedicado a detener a abertzales (patriotas).

Fueron los duros años 90, el bautismo de la Ertzaintza como policía integral, de operaciones contra la red de extorsión de ETA. Los tiempos en los que el comando Vizcaya planeó su muerte hasta en seis ocasiones: aprovechando la boda de su hijo en la basílica de Begoña, disparándole en un mitin con un fusil de mira telescópica, o con un coche bomba cargado con 50 kilos de explosivo y metralla. Eran los tiempos en los que en las manifestaciones del mundo político de ETA, azuzado por la entonces todopoderosa Kordinadora Abertzale Sozialista (KAS), reconvertían el grito de "¡Atutxa, valiente!" en otro de signo contrario e injurioso: "Atutxa, valiente, valiente hijo de puta".

No ha sido la mejor semana para cumplir años, pero Atutxa no ha perdido la sonrisa. Al menos exteriormente. Sus colaboradores más directos levantan un velo de protección, desmintiendo informaciones interesadas de que se vaya a retirar que, presumiblemente, están relacionadas con la batalla interna que aún libran el sector crítico que representa Egibar y el del presidente Imaz.

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Las claves se las dio a un destacado dirigente socialista uno de los dos diputados generales del PNV. "Mucho cuidado con lo que hacéis con Atutxa, que este asunto tiene también una lectura interna en nuestro partido", le espetó con el dedo en alto. "No olvidéis que Atutxa ha sido el gran valedor de Íñigo Urkullu", presidente de la Ejecutiva del PNV en Vizcaya y hombre de total confianza de Imaz. "A ver lo que hacéis", insistió. Un mensaje que desde el mundo del PNV se ha repetido durante los últimos días. Pero ese intento de endosar la responsabilidad a los otros, una mala costumbre del PNV, según el PSE, no ha calado en los socialistas vascos, que han decidido mantener el pulso.

Hay un dato que no se puede pasar por alto. El currículo de Atutxa como presidente de la Cámara incluye todo un largo rosario de decisiones que le han valido el apoyo incondicional de los suyos y el cuestionamiento no menos radical del PP y el PSE. Ahí está la procesión organizada por los nacionalistas ante las escalinatas de la sede del Tribunal Superior de Justicia en Bilbao en su apoyo y en el de los otros dos ex miembros de la Mesa acusados de desobediencia por no disolver el grupo de SA, la antigua Batasuna. Una postura que no le ha levantado la amenaza de muerte por parte de ETA ni el "veto" de EHAK. Pero tampoco pueden olvidarse sus cuestionadas interpretaciones del reglamento de la Cámara, que la pasada legislatura convirtieron su articulado en un material extraordinariamente flexible, y casi siempre favorable a los intereses del Gobierno tripartito de Ibarretxe.

La cuestión que se repite estos días es clave: si el PNV convenció a un Atutxa que quería jubilarse para presentarse de nuevo, debería ser su dirección la que proponga a la Asamblea Nacional su sustitución. Pero mantenerle se ha convertido en una cuestión de principio en el PNV. "De dignidad", como volvió a insistir ayer Josu Jon Imaz.

Pese a los movimientos que se anuncian, Atutxa no pierde el optimismo. "Si esto sale bien, en dos o tres meses volveré a reunir a los ex presidentes en una comida realmente cordial y siempre de interés", anunció el viernes, fuera de micrófono, a los periodistas.

Juan María Atutxa, en la presidencia del Parlamento Vasco, en la pasada legislatura.
Juan María Atutxa, en la presidencia del Parlamento Vasco, en la pasada legislatura.PRADIP J. PHANSE

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