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Bush intenta apagar el fuego del Corán

Las supuestas profanaciones del libro sagrado habían sido objeto de querella desde 2004

El incendio político que ha costado casi una veintena de muertos y más de 100 heridos en las violentas manifestaciones en Afganistán y Pakistán a raíz de las supuestas profanaciones del Corán en Guantánamo, publicadas por la revista Newsweek, pone de manifiesto que en el mundo musulmán no se han cerrado las heridas abiertas tras la guerra de Irak. Aunque el semanario se retractó de la información el lunes -en dos tiempos, y bajo la presión de la Casa Blanca- y el Pentágono afirma que los militantes de Al Qaeda tiene la consigna de hacer las denuncias de las profanaciones, el interés de las decenas de miles de personas que se han sentido ofendidas ya no es saber si fue verdad o no, sino que se haya publicado. El Gobierno trata de apagar el incendio, que deteriora su relación con aliados complicados, y quiere que la revista sirva de chivo expiatorio de la acumulación de errores políticos y odios que alimentan el fuego. La Casa Blanca anunció ayer que Laura Bush irá esta misma semana a Jordania y Egipto.

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¿Lo publicado responde, a pesar de la rectificación, a hechos ocurridos, o se trata sólo de acusaciones que se inscriben en una estrategia ya probada? ¿O bien coinciden las dos cosas? Desde el año pasado, los presos de Guantánamo han incluido en sus pliegos de cargos "informes creíbles de humillaciones religiosas", según el Centro de Derechos Constitucionales de Nueva York, uno de los organismos que asesora legalmente a los detenidos. El Centro dice que la rectificación de Newsweek -justificada en que la fuente anónima ya no estaba segura de la información- no debería "debilitar la preocupación de que la intimidación religiosa y la humillación son partes centrales, e intolerables, del sistema de interrogatorios de Guantánamo". Siempre según este organismo, los abusos consistían en "humillaciones sexuales, envolver a un preso en una bandera israelí, profanar el Corán y, más recientemente, dirigir insultos religiosos a los abogados de los detenidos". Para Michael Ratner, presidente del Centro, las acusaciones "subrayan, de nuevo, la necesidad de que se cumpla la ley en Guantánamo".

En otra querella presentada en octubre de 2004, un detenido dice que un guardián arrojó un Corán a un cubo de los que se usan en las letrinas y que otro dio una patada al libro sagrado de los musulmanes. En otra demanda de 12 kuwaitíes se dice que un grupo de soldados rompió otro Corán y tiró al retrete varias páginas. Precisamente eso era lo que se recogía en Newsweek, pero el Pentágono asegura que entre los 10 casos de mala conducta de soldados en Guantánamo, ninguno tiene que ver con este tipo de acusaciones. Defensa añade que hay estrictas órdenes sobre el manejo respetuoso del Corán y que es habitual, entre los islamistas encarcelados, formular estas quejas. ¿La alta fuente oficial citada consideró que esa acusación era real o que formaba parte -en contra de lo que dice el Pentágono- de la investigación oficial? Jack Shafer, uno de los directivos de la revista electrónica Slate (que pertenece, igual que Newsweek, al grupo de The Washington Post) dice que el periodista -Michael Isikoff, uno de los mejores reporteros de investigación de la prensa estadounidense- no debió basarse en una fuente anónima "que anticipaba el contenido de un futuro informe" o tomar como confirmación el silencio inicial del Pentágono. Shafer añade que las historias de profanaciones del Corán se remontan a la invasión soviética de Afganistán, y cita ejemplos de acusaciones no confirmadas que datan de 1983. En su investigación, añade que un cristiano de Nigeria fue decapitado en 1995 porque su mujer le acusó de usar el Corán como papel higiénico.

El problema es que las últimas acusaciones llegan después de la crisis de imagen de EE UU tras la guerra de Irak y, sobre todo, después del escándalo de Abu Ghraib. Como señala al San Francisco Chronicle James Zogby, presidente del Instituto Árabe Americano, "no hay duda de que los extremistas usan lo publicado para sus propios propósitos, independientemente de que sea o no verdad, pero, para mucha gente, son cosas creíbles".

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