Dos maratones y medio de sufrimiento

Mientras usted lee estas líneas durante el desayuno del domingo, están llegando a la meta los últimos participantes de una carrera que se organiza anualmente en la Serranía de Ronda (Málaga) en contra de la droga. Sólo que estos marchadores y ciclistas comenzaron hace 24 horas, a las 11.00 de ayer, sábado. Es decir, que caminaban, corrían o pedaleaban incluso cuando usted dormía. Ése es el tiempo máximo para realizar los 101 kilómetros -casi dos maratones y medio- de una carrera cada vez más popular, que este año ha contado con 5.400 participantes, y que organiza la Legión.

¿Y qué impulsa a tantas personas a participar en esta prueba de puro "sufrimiento", como coinciden en calificarla los propios legionarios? No es la cuantía de los premios -el mayor, para el primer marchador en llegar, es de 2.000 euros-. La afición deportiva, el reto personal y el ambiente alrededor de la carrera, que discurre entre los colores primaverales del campo rondeño y los pueblos de la Serranía, son las razones esgrimidas por participantes civiles y militares, casi todos amateurs, llegados de toda España e incluso del extranjero.

La que viene de más lejos es María del Carmen Hernández. Esta médico de 51 años ha viajado desde México D. F. "Me gusta el duathlón [la mitad del recorrido en bicicleta y la otra mitad a pie]. Lo vi en Internet y me apunté, aunque es la primera vez que hago uno tan largo", dice un minuto antes del cañonazo de salida, junto a otros 75 atletas de esta categoría (todos varones) que esperan en el campo de fútbol de Ronda.

"Participé en 2002, y tardé 20 horas y media", dice Antonio Alabanda, que viene de Posada (Córdoba). Ex toxicómano de 50 años, lleva una década corriendo. "No creí que pudiera hacer lo que estoy haciendo, pero esta prueba me ha enseñado que no tengo tantas limitaciones como pensaba, que entrenando se puede hacer". Durante los últimos tres meses, ha corrido una media de 80 kilómetros a la semana, y ha participado en algunas pruebas de resistencia. Su objetivo este año es, en principio, terminar. "Si a última hora veo que voy bien, intentaré bajar mi tiempo".

La presencia de mujeres es bastante escasa, tan sólo 317. María Ángeles Muñoz, de 43 años, se estrena en una prueba tan larga. Esta ama de casa de Petrel (Alicante), viene con su marido y otros tres matrimonios amigos, y explica que sólo lleva dos o tres años corriendo. "Me han embarcado, ya veré cómo salgo", reconoce. Su amiga Paqui Sánchez, de su misma edad, sí logró terminar una prueba similar, Denia-Alicante , en 23 horas.

Uno de los peores momentos es la dura cuesta de los Molinos, con casi 100 kilómetros a la espalda, o más bien a las piernas, antes de volver al centro de Ronda, explica el teniente coronel Óscar Pajares, del Tercio Alejandro Farnesio, 4º de la Legión. "Pero allí no se queda nadie" de los que han conseguido llegar tan lejos. Pese a las ampollas, calambres y desfallecimientos, podrán decir que han participado en la carrera más larga de España.