Organización y convivencia entre militares y civiles

Los 101 kilómetros de Ronda son un ejemplo de convivencia entre militares y civiles. Así lo destacaron ayer varios miembros de la organización, que este año ha contado con 860 personas, 550 legionarios y 310 voluntarios civiles. La cada vez mayor participación -la preinscripción se cerró en febrero, con más de 9.000 personas- obliga a un despliegue de personal sanitario, masajistas, responsables del avituallamiento o de controlar el tráfico que crece con los años, en el que son fundamentales la organización y los medios del Ejército para evitar el caos.

La prueba empezó en 1995, en el 75º aniversario de la fundación de la Legión, con el simple objetivo de hacer un kilómetro más que las carreras de 100 kilómetros en 24 horas existentes en España. De los 600 participantes del primer año se ha pasado a los 5.400 de este noveno -en 2004 no se celebró porque el tercio se encontraba en Irak-, en el que el burgalés Jorge Aubeso, campeón de España de los 100 kilómetros, ha batido el récord de los 101 a pie al terminar en siete horas y 55 minutos.

Los ciclistas siguen siendo los más numerosos en la prueba, 3164, frente a 1.888 marchadores, 76 duathletas, dos tándem y 14 caballos. Este año, 4.116 participantes han sido civiles.

Conforme pasan las ediciones, se van añadiendo pruebas: 163 kilómetros en bicicleta, duathlón, 101 kilómetros a caballo, 101 kilómetros a pie por equipos o una carrera para niños. "La prueba es un sufrimiento, pero el resto es una fiesta", describe el comandante Luis Juárez, encargado de prensa. Los participantes están invitados a la cena de la pasta la noche anterior, en las tiendas instaladas por la Legión en la Alameda que se asoma al famoso tajo de Ronda. Los que no tienen donde dormir -los alojamientos de la comarca se llenan durante estos días- pueden alojarse en el polideportivo de Ronda, o en el cuartel de la Legión si son militares.