Metales incandescentes
Llegaban a Madrid, una vez más, desde su aislada región de Rumania. Son romaníes, gitanos, los otros europeos. Genuina y fascinante expresión sonora de su etnia, llegaron al mercado del disco hace ahora siete años. Al ser una música transmitida de padres a hijos, resulta de lo más natural que convivan en esta banda de metales balcánicos desde veinteañeros hasta algún abuelo.
Los 12 instrumentistas cíngaros ofrecieron una aproximación al clásico del jazz Caravan, su irresistible versión del tema principal de las películas del agente 007 -"me llamo Bond, James Bond..."- o un Moliendo café que los convertiría en reyes de cualquier verbena. Se les puede soltar en una plaza de Tokio, una calle de Nueva Orleans o un festival de rock alternativo con idéntico resultado: alborozo general.
Fanfare Ciocarlia
Oprica Ivancea (saxo alto); Ioan Ivancea (clarinete); Costica Trifan, Radulescu Lazar y Pancirel Constandache (trompeta y voz); Daniel Ivancea (saxo alto); Constantin Cantea y Monel Trifan (tuba); Constantin Calin (tenor); Laurentiu Mihai Ivancea (barítono); Costel Ursu (tambor); Nicolae Ionita (percusión), y Aurelia (baile). Divino Aqualung. Madrid, 11 de mayo.
Combaten los pesares de la vida y alientan la alegría con un ritmo binario que no necesita traducción y lleva casi inevitablemente al baile. Hay algo arrebatador en la Fanfare Ciocarlia. Lo captó el compositor de la banda sonora de Chicago y lo han sentido directores de cine como Álex de la Iglesia (Crimen ferpecto) o Fatih Akin (Contra la pared). No es que presuman de ser los músicos más rápidos de los Cárpatos, es que desafían al metrónomo. Terminaron bajando del escenario y tocando entre la gente. Uno de ellos pasaba el sombrero por la sala: no hay que descuidar los negocios.
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