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Camps niega la crisis y miembros del Consell piden una remodelación

El entorno del presidente de la Generalitat trató de aliviar ayer la presión que se cierne sobre el Consell desde el pleno del viernes, en el que la consejera sin cartera Gema Amor arremetió contra la de Turismo, Milagrosa Martínez, por su política de subvenciones en Alicante. Desde presidencia se afirmó que en los dos últimos años Francisco Camps ha tenido que soportar "verdaderos huracanes" por la crisis orgánica y no iba a contribuir ahora a sobredimensionar "este soplo", en referencia al enfrentamiento protagonizado por ambas consejeras en un pleno que, en ausencia de Camps, en viaje de regreso de los Estados Unidos, estuvo conducido por el vicepresidente Víctor Campos.

Sin embargo, otros miembros del Gobierno afines al presidente consideran que este episodio ha sido el más grave que ha vivido la institución autonómica desde su fundación. Si el domingo fue el consejero de Territorio, Rafael Blasco, quien sugería la necesidad de una remodelación del Consell, ahora son otros quienes, en privado, consideran que Camps no puede dejar impune la actitud de Amor. Una fuente, que exige el anonimato, asegura que la consejera de Cooperación Internacional, presumiblemente espoleada por Eduardo Zaplana ante un escenario electoral adverso en Galicia, que podría culminar en un congreso extraordinario, provocó una situación insólita al pedir que se tratase un tema que no estaba en el orden del día.

La oposición pide al presidente Camps que acabe con el "espectáculo circense"

Si hasta ahora la crisis estaba en las Cortes Valencianas, en la Diputación de Valencia y en la de Alicante o en algunos ayuntamientos, desde el viernes está en el Consell. Esta "grave situación", según estas mismas fuentes, debiera ser aprovechada por el presidente para hacer una remodelación que "como mínimo" afectara a Amor, quien "ha quebrado el principio de autoridad y a la institución le conviene volver a reinstaurarlo". Estando alineada con el zaplanismo, la consejera sin cartera carece de implantación orgánica en el partido, una circunstancia que facilitaría la medida por ser "poco traumática".El enfrentamiento entre las consejeras de Cooperación y de Turismo, Gema Amor y Milagrosa Martínez, en la reunión del Consell del viernes, en ausencia de Camps, alcanzó un alto voltaje. Amor exigió a Martínez que tuviera mayor sensibilidad con el sector hotelero de Benidorm que el que había demostrado en las últimas actuaciones de Turismo, que ya habían sido duramente criticadas por destacados cargos zaplanistas y habían creado preocupación en los empresarios. Ante el cariz que adquirió su actitud, el vicepresidente Víctor Campos decidió levantar la sesión. Alguno de los miembros del Consell considera una agravante el hecho de que Amor aprovechase la ausencia del presidente para verter sus críticas a las medidas de su propio Gobierno e incluso mantiene que el vicepresidente debió actuar "con mayor contundencia".

La filtración de lo ocurrido el viernes y las posteriores declaraciones del consejero Rafael Blasco movilizaron ayer al sector zaplanista. El primero en hablar fue el presidente de las Cortes Valencianas, Julio de España, quien dijo entender las críticas de algunos cargos públicos del PP a la gestión de Martínez y aseguró que la "preocupación" que manifestó Amor es "plenamente razonable". "Tenemos una actuación de Gobierno que nos ha permitido reafirmarnos en la confianza de los ciudadanos", añadió De España, quien consideró que "cuando se cambian las políticas de Gobierno, hay que hacer reflexiones serenas y razonables ante los ciudadanos y ante las personas que ocupamos los escaños políticos".

De España no aludió al consejero Rafael Blasco como hicieron otros destacados zaplanistas, especialmente el diputado autonómico Manuel Gómez, secretario ejecutivo de Libertades Públicas y Justicia del PPCV, quien lamentó "profundamente" las declaraciones de Blasco y le acusó que querer "desviar la atención de su gestión, en un momento delicado". Gómez no se sorprendió por las recientes manifestaciones del consejero de Territorio porque estaban "en la línea de lo que ha hecho siempre, bien públicamente o bien filtrando declaraciones".

El consejero de Justicia, Miguel Peralta, replicó directamente al titular de Territorio y Vivienda: "Me extraña que el consejero Blasco diga eso [que algunos consejeros "no están a la altura"], porque no coincide con la valoración mayoritaria de los valencianos, que valoran muy positivamente el funcionamiento del Gobierno valenciano". Mientras, Gema Amor se declaró "atónita ante el debate mediático generado por algún compañero" y "por la intoxicación interesada" de lo acontecido el viernes. "Trasladar el debate a los medios de comunicación, como alguna persona ha hecho, es una forma de trabajar que no comparto ni entiendo", agregó. La titular de Bienestar Social, Alicia de Miguel, consideró que es en el pleno del Consell donde los consejeros deben pedir aclaraciones y que si ella tuviera que hacer algún comentario, lo haría "con toda tranquilidad". El presidente de la Diputación y del PP de Alicante, José Joaquín Ripoll, dijo que "no es positivo" que integrantes del Consell opinen sobre el trabajo de otras consejerías.

La oposición no dejó escapar la oportunidad para meter baza en la crisis del PP. El portavoz adjunto del PSPV Andrés Perelló dijo que el presidente Camps "tendrá que dar cuenta en el Parlamento de las medidas que tiene previsto adoptar para acabar con el espectáculo circense que nos ofrece su partido y su Gobierno cada día". Aseguró que "la división del PP ha llegado a su extremo más circense y lamentable" y dijo que "la Comunidad Valenciana no puede aguantar dos años más así". "Nos gustaría conocer quiénes son los miembros del Consell, como ha afirmado un consejero, que no están a la altura, a menos que de verdad el Gobierno autonómico, como dice algún diputado del PP, sea un circo. Mucho nos tememos que la realidad sea así y que estemos ante un circo en el que quien no está a la altura es el propio director".

Por su parte, la coordinadora de Esquerra Unida, Glòria Marcos, pidió al presidente de la Generalitat que sea "honesto" y "reconozca su incapacidad para formar un Gobierno coherente". Marcos apostó por un "cambio urgente" de color político en la Generalitat y no una mera remodelación del Consell como proponen algunos consejeros, porque eso, dijo, no hará más que "prolongar la agonía".

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