La mejor carrera del año para Toyota

Puede que su carrera pasara más inadvertida, a la sombra de la victoria de Kimi Raikkonen y del segundo puesto de Fernando Alonso. Sin embargo, la escudería japonesa Toyota vivió ayer su mejor día del curso y, probablemente, de su historia en la F-1. Le resultó genial ver el duelo que mantuvieron sus dos pilotos durante toda la carrera, luchando para decidir si sería Jarno Trulli o Ralf Schumacher el que subiría al tercer peldaño del podio. Ya en la salida, el menor de los Schumacher superó al australiano Mark Webber y pasó a ocupar la tercera posición. La mantuvo 23 vueltas, hasta que decidió entrar en los boxes para repostar. Y allí la perdió para favorecer al italiano Trulli, que ya no la perdería.

"Ha sido una de las mejores carreras de mi vida porque he tenido que luchar duramente todo el rato con mi compañero para impedir que me superara", comentó Trulli; "creo que Ralf mereció el podio tanto como yo. Pero mi set-up [puesta a punto del coche] me ayudó porque me permitió ir más rápido con el depósito lleno y menos cuando estaba vacío". Trulli ha subido al podio tres veces en las últimas cuatro carreras: fue el segundo en Malaisia y Bahrein y el tercero ayer. Pero hubo un momento en que todas sus posibilidades parecieron que iban a volar como las llamas y el humo que desprendía la parte trasera de su coche en el primer repostaje. "Hubo un problema con la manguera de la gasolina, quedó líquido suelto y ardió. Pero no pasó nada", dijo.

En la pugna entre los dos pilotos de Toyota no pudo entrar ningún otro a pesar de que en los repostajes se les intercaló Juan Pablo Montoya. El colombiano corrió infiltrado y sin toda su capacidad muscular en el brazo y el hombro izquierdos. Consiguió ir tercero en una vuelta, la 28ª, pero la realidad le devolvió hasta el séptimo puesto, en el que concluyó. "Me he sentido bien,pero el coche se calentó y perdí tiempo en los boxes", indicó.

Para Toyota el Gran Premio de España fue un salto de calidad. El amplio presupuesto de la marca japonesa, el más elevado del Mundial, no le había llevado aún a una situación preponderante. Ahora sigue sin estar en ella. Pero, al menos, puede esgrimir ante sus jefes, ya un poco nerviosos, que ocupan el segundo puesto entre los constructores.