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CULTURA

Internet subvierte con la escritura libre las reglas de la creación del libro

El 'fan fiction' fue inventado hace cuatro siglos por Alonso Fernández de Avellaneda al copiar los personajes de Cervantes - En Wikilibros, los mismos lectores se encargan de escribir, revisar y corregir los libros

En 1614, el avispado Alonso Fernández de Avellaneda escribía el Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, adelantándose un año a la segunda parte escrita por Cervantes. Cuatro siglos después, el mismo género, el fan fiction, se ha convertido en un clásico de Internet: libros y relatos de los lectores que toman como protagonistas a los personajes de sus libros, películas y series favoritas para recrearlos a su gusto, jugando con los personajes para llevarlos a situaciones a las que quizá sus autores originales nunca les expondrían.

Con Internet, el género del fan fiction ha explotado. La Red ha ofrecido a los aficionados y seguidores de todo tipo de sagas y secuelas un lugar para reunirse y poner en común sus fantasías.

Más información
WIKILIBROS:
DISTRIBUTED PROOFREADERS:
ALQUA:
PROJECT GUTENBERG:
FANFICTION.NET:
FANAUTORES.COM:

En esos fan fictions se encuentran verdaderos libros por su extensión. Harry Potter y Hermione protagonizan escenas subidas de tono (o completamente fuera de él) que harían sonrojar a J. K. Rowling, Gandalf el mago y Frodo tienen algo más que una simple amistad paterno-filial, el Capitán América da un golpe de estado en Estados Unidos... o, simplemente, un cruce de géneros permite llevar personajes de una serie a otra: Superman, por ejemplo, corteja a Xena, la princesa guerrera.

El fan fiction pone a los lectores en el centro del universo literario y los convierte en creadores, aunque no es el único género o iniciativa en que esto ocurre.

En épocas de trabajo intenso, Javier Carro dedica tres o cuatro horas diarias al cuidado de la biblioteca que tiene a su cargo. Desde su casa en Zúrich (Suiza), limpia los destrozos que cada día ocasionan los vándalos. Recupera ediciones pasadas, responde a mensajes de lectores y amplía libros de su especialidad, la lingüística, cuando le queda tiempo.

A diferencia de otras bibliotecas de este mundo, en la suya los libros carecen de páginas, están a medio hacer, y son los mismos lectores quienes se encargan de escribirlos, revisarlos, corregirlos, precisar sus detalles...

El bibliotecario de Wikilibros

Carro, un veinteañero estudiante de filología, es bibliotecario de Wikilibros, trasunto de Wikipedia en el universo de los libros.

Como Wikipedia, una enciclopedia creada con la participación voluntaria y abierta de miles de lectores de todo el mundo, los wikilibros son ejemplares fluidos, en permanente construcción. Cualquiera puede consultarlos y cualquiera puede modificar su contenido. "Casi todo son esbozos todavía; no hay mucho, pero sí que hay muchas expectativas positivas", explica Carro. "Llevamos poco tiempo y no podemos imaginar dónde estaremos dentro de cuatro o cinco años".

Wikilibros no es el único proyecto que rompe con la forma tradicional de creación de los libros, con ese sentido de autoría, y convierte el libro en un espacio abierto en el que cualquiera puede participar, sin ningún orden, régimen ni concierto. "Hay que abrir el conocimiento a todo el mundo y que alguien que no sea catedrático pueda contribuir, porque puede saber mucho sobre un determinado tema", dice Carro.

Proyecto Alqua

Alqua es un proyecto lanzado hace cuatro años por quienes entonces eran un par de estudiantes de ciencias físicas, Pablo Ruiz y Álvaro Tejero. Su objetivo era romper con lo que consideraban esquemas estrechos y anquilosados en el mundo del libro. Querían crear libros que, como los de Wikilibros, fueran modificables, se pudieran copiar y distribuir libremente y hubieran sido creados por los lectores.

A diferencia de los ejemplares de Wikilibros, los libros de Alqua tienen, efectivamente, la forma de libro, están impresos y en formato electrónico en Internet.

En las bibliotecas de la Universidad Politécnica de Cataluña y en las de la Complutense pueden encontrarse algunos de estos ejemplares, editados de manera muy particular: disponen de grandes márgenes que invitan a los lectores a introducir comentarios, correcciones... y se les anima a que envíen estos cambios al editor del libro para que introduzca las modificaciones (si lo cree conveniente) en el ejemplar que hay en el sitio de Internet y que cualquiera puede descargar.

De sus libros abiertos, Pablo Ruiz dice: "Quiero que se copien y que se modifiquen, porque los libros tradicionales son repositorios llenos de erratas; en cambio, los libros abiertos evolucionan rápidamente hasta alcanzar una situación estable, como en el mundo del software libre".

Espíritu de cooperación abierta y libre difusión del conocimiento son quizá los dos pilares básicos en que se sustentan este tipo de iniciativas. En el caso del Proyecto Gutenberg, en el que desde 1991 se recuperan y ponen en red libros que se encuentran en el dominio público (sus derechos de autor han expirado ya y van por los 15.000 ejemplares), los voluntarios del proyecto se encargan de escanear los libros, revisarlos y editarlos. Todo ello para recuperar y difundir con escrupulosa fidelidad las obras del pasado. Los lectores tienen la última palabra.

Pablo Ruiz, promotor del Proyecto Alqua, sobre libros modificables.
Pablo Ruiz, promotor del Proyecto Alqua, sobre libros modificables.RICARDO GUTIÉRREZ

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