Un despido imprevisto
El dueño del club 'granota', Pedro Villarroel, destituye a Schuster, que dio la rueda de prensa posterior al choque ajeno a sus intenciones
La relación entre el Levante y Bernd Schuster se rompió ayer de manera imprevista. Consumada la derrota ante el Málaga (0-1), la tercera consecutiva, el club granota comunicó la destitución del técnico alemán, de 46 años, que dio la rueda de prensa posterior al encuentro totalmente ajeno a las intenciones de los dirigentes levantinistas, reunidos en el estadio con el entrenador del filial, José Luis Oltra, quien aceptó coger las riendas del equipo en las cuatro jornadas que quedan.
Tras amagar varias veces esta temporada con la destitución de Schuster, el presidente y máximo accionista del Levante, Pedro Villarroel, acabó ayer con la aventura del alemán como preparador en la Liga. En el despido tiene mucho que ver el hecho de que la ventaja con respecto al descenso se redujera ayer a los cuatro puntos cuando hace tres jornadas disfrutaba de un colchón de once. Pero en las últimas seis, el Levante sólo ha sumado un punto, el conseguido en el campo del Betis.
Desabrido en el trato y sin pelos en la lengua, Schuster minó desde el principio su relación con Villarroel, caracterizado por su propensión a despedir entrenadores: hasta cinco pasaron por el banquillo granota en la campaña 1997-98. Ni siquiera el cántabro Manolo Preciado, quien ascendió al equipo a la Primera División tras 41 años, convenció al presidente azulgrana, que le buscó un recambio de renombre: Schuster.
Tras arrancar con muy buen pie -sumó seis victorias en los primeros diez partidos-, el Levante empezó a desinflarse sin remedio: llegó a sumar apenas dos puntos entre las jornadas 11ª y 19ª, nefasta racha que estropeó la cordial relación que mantenían hasta ese momento Schuster y Villarroel. Éste recurrió ayer a Oltra, un técnico con proyección, ex jugador del Levante, que llevó al Castellón a disputar la promoción de ascenso a la Segunda División dos años consecutivos.
A falta de sólo cuatro encuentros, nadie esperaba que Villarroel optara por la destitución de Schuster. Pero el presidente del Levante volvió a hacer honor ayer a su carácter imprevisible.
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