El trabajador temporal es joven y del sur
La falta de estabilidad laboral abunda en los menores de 30 años y cada vez más en el sector público
Uno de cada tres trabajadores que hoy celebran el Primero de Mayo en España no cuenta con garantías de continuidad en su puesto. Ese trabajador temporal tiene grandes posibilidades de ser joven, preferentemente del sur de España, con escasa formación académica y, de forma creciente, vinculado a la Administración pública. Es el perfil más frecuente del empleado eventual, una especie que, lejos de disminuir, aumentó su peso sobre el total de la contratación el año pasado (del 31,8% de los ocupados al 32,5%, según los datos de la encuesta de población activa, EPA, el mejor instrumento de medición del empleo).
El sindicato UGT ha elaborado un extenso informe a partir de los datos de la EPA en el que concluye que la contratación temporal no obedece a la estructura productiva española. Numerosos expertos argumentan que las peculiaridades de España, muy dependiente de actividades estacionales como el turismo o la agricultura, requieren disponer de una bolsa eventual de trabajadores. Pero los segmentos de población y las actividades en las que más abunda desmienten en parte esta tesis.
La eventualidad en el sector público se ha disparado un 50% en los últimos siete años
Incluso la comparación europea demuestra que la temporalidad abusiva es un factor casi exclusivamente español. La tasa española más que duplica la de la Unión Europea. Ni siquiera los países mediterráneos, más próximos culturalmente, emplean esta herramienta con tanta asiduidad. La temporalidad es del 11,8% en Grecia y en Italia y del 19,9% en Portugal.
- Mayoría de jóvenes. Un joven tiene el doble de posibilidades de ser contratado de forma temporal que el resto de la población. La tasa de temporalidad es del 53,2% en los menores de 30 años, un porcentaje que se eleva al 65,7% si se toma como límite los 25 años. Al observar la franja de los más principiantes (entre 16 y 19 años), el indefinido es una excepción (la temporalidad asciende al 82,6%). "El principal factor de discriminación de la contratación temporal en España es la edad", concluye UGT. De los 4,7 millones de trabajadores temporales que existen en España, prácticamente la mitad son jóvenes.
El principal problema de esta tendencia, según el informe, es que la temporalidad persiste a medida que se van cumpliendo años. Es decir, el contrato temporal "no representa una entrada condicionada al mercado de trabajo hasta finalizar en uno indefinido en un plazo relativamente breve", sino que se prolonga.
- Aumenta en el sector público. La leve reducción de la temporalidad que se produjo entre 1998 y 2003 obedece exclusivamente al sector privado. Porque en las administraciones públicas la proporción de eventuales no ha dejado de aumentar. El número de trabajadores públicos con un contrato temporal se ha disparado un 50% desde 1998 hasta ahora. Aun así, la tasa de eventuales en la empresa privada (34,7%) sigue siendo superior a la de la Administración (22,9%). Pero ambos polos cada vez se acercan más, una tendencia que sorprende cuando son los poderes públicos quienes habitualmente se suman a la reivindicación sindical de reducir la temporalidad. "A medida que pasa el tiempo, el sector público toma patrones de contratación, incluidos los referidos a la duración del contrato, que se asemejan más a los del sector privado", asegura UGT.
Esta misma semana, el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, ha manifestado su voluntad de contribuir a reducir ese nicho de trabajo público con duración determinada.
- Hombres y mujeres. Frente a las enormes diferencias de paro, empleo y salarios existentes entre hombres y mujeres, la incidencia de la temporalidad es menos perceptible por razón de género. La tasa masculina (30,6%) es algo inferior a la femenina (35,2%), una constante en todos los países de la Europa de los 15, salvo en Austria. Curiosamente, ocurre al contrario en la mayoría de los nuevos miembros comunitarios. En seis de esos 10 Estados la proporción de hombres eventuales es mayor que la de mujeres.
- Construcción y comercio. La actividad económica es otro de los factores que determinan la duración del contrato. Construcción, industria manufacturera y comercio agrupan al 40% de los empleados temporales que existen en España. La construcción, uno de los principales motores del crecimiento económico y del empleo en los últimos años, concentra casi el 20% del empleo con duración determinada, lo que supone un millón de trabajadores.
La distribución entre hombres y mujeres arroja importantes variaciones. La mayor parte del empleo masculino temporal se concentra en construcción y manufacturas. Entre las mujeres abundan las actividades de servicio doméstico, comercio, servicios sociales y hostelería.
Todas las actividades donde predomina la temporalidad son, curiosamente, aquellas donde han entrado con más fuerza los inmigrantes. Eso demuestra otra de las tesis sindicales: la temporalidad es la herramienta de trabajo estándar de la población extranjera, que representa el 8,4% del total.
- Andalucía lidera la eventualidad. Resulta más frecuente encontrar trabajos temporales en el sur que en el norte de España. Con carácter general, la tasa va disminuyendo a medida que se asciende en el mapa. Andalucía es la comunidad con mayor temporalidad, con casi la mitad de sus trabajadores en esta situación (un 44,5%). Y el territorio con más estabilidad es Cataluña (21,3%). Esas diferencias tienen más que ver, según UGT, con el nivel de renta per cápita que con la estructura productiva. Así, en los territorios más pobres, generalmente con más paro, los empresarios tienen mayor capacidad de imponer un contrato precario.
- Nivel educativo. La educación es un factor clave en el tipo de contrato. "La tasa de temporalidad de quienes cuentan con educación superior es 11 puntos porcentuales menor que la de quienes no han concluido la educación secundaria", asegura UGT. La situación es diferente en Europa, donde los universitarios soportan más temporalidad que los que disponen sólo de educación secundaria.
Discrepancias para encontrar la solución
Tanto el Gobierno como la patronal y los sindicatos coinciden en que el mercado laboral español soporta una temporalidad excesiva y que esa disfunción perjudica a la competitividad de la economía. Pero más allá de la coincidencia en el diagnóstico, cada una de las partes tiene sus recetas para combatir esa lacra. Acercar posturas es el principal reto que tiene por delante la mesa de la reforma laboral.
Hasta el momento sólo se conocen públicamente las propuestas de los sindicatos y más tácitamente las del Gobierno. El Ejecutivo ha incidido en los costes de la contratación y del despido, con propuestas para penalizar la fórmula temporal con un incremento de las cotizaciones y fomentar la fija con una reducción, según explicó el secretario general de Empleo, Valeriano Gómez, a este periódico. También abogó por extender los incentivos a la contratación de los dos años actuales a cuatro.
El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, insistió ayer en la cadena SER en su interés por "mejorar el tratamiento legal" del contrato indefinido y reducir la posibilidad de usar el temporal.
Los sindicatos no lo acogen con entusiasmo. "Me preocupa mucho esta actitud del Gobierno de hablar sólo de costes laborales para reducir la temporalidad", señala Lola Liceras, responsable de empleo de Comisiones Obreras. Esta experta cree ineficientes los aumentos de costes para frenar la temporalidad, pues asegura que no son los costes los que la determinan. Liceras cita como ejemplo la construcción, donde la indemnización por despedir a un temporal es incluso mayor que la del resto de eventuales y, sin embargo, es el sector líder en temporalidad. "El problema es que las empresas no se quieren comprometer con la estabilidad y escogen la otra fórmula, aunque sea más cara", explica.
Tanto Liceras como Toni Ferrer, responsable de acción sindical de UGT, reclaman un mayor protagonismo de la Inspección de Trabajo para garantizar que no se realicen contratos temporales de forma injustificada, una práctica habitual en el mercado de trabajo. Ferrer subraya la necesidad de evaluar la eficacia de los incentivos a la contratación, si realmente propician la permanencia en el puesto o sólo son una rebaja de cotizaciones encubierta: "Somos el segundo país comunitario, después de Bélgica, con más bonificaciones a la contratación y, sin embargo, nuestra temporalidad es la más elevada".
La patronal CEOE asegura defender el mismo objetivo que los sindicatos, pero con distintos métodos. Fuentes de esta organización señalan que es fundamental crear más empleo y más estable, pero también aumentar la flexibilidad, en el despido y en la jornada de trabajo. La única propuesta que ha trascendido de los empresarios consiste en un contrato de duración determinada, con más estabilidad que el temporal ordinario (cinco o seis años de duración) para actividades acotadas en el tiempo.
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