_
_
_
_
Reportaje:TEATRO

Cuando el Paralelo tenía rey

Javier Vallejo

Josep Santpere (1875-1939) fue un hombre orquesta: actor, cantante lírico, empresario teatral, impresor... Por las mañanas trabajaba en su taller de artes gráficas de la calle de Viladomat y por las noches... se transformaba en el actor más popular del Paralelo. Se las sabía todas. Había actuado en el Teatre Íntim de Adrià Gual, compartido cartel con Margarita Xirgu, cantado zarzuelas y operetas... En La corte de faraón improvisaba a sus anchas: su Casto José era fresco y desternillante. Comenzó de cajista en la imprenta y acabó siendo el dueño. En el teatro hizo el mismo recorrido. En 1911 arrendó el Teatro Nuevo y, diez años más tarde, el Gran Teatre Espanyol, que convirtió en el templo del vodevil. Santpere estrenó sistemáticamente versiones de los éxitos parisienses de Pierre Veber y de Maurice Hennequin. A comienzos del siglo XX, el Paralelo no perdía de vista a Montmartre, pero a medida que fue llegando el cine sonoro, comenzó a poner un ojo en Broadway. Los vodeviles de Santpere se llenaron de intermedios musicales en los que un coro de señoritas ligeras de ropa interpretaba un fox-trot, un pericón o una machicha. La reina ha relliscat (1932), de Josep Maria Torrens y Alfons Roure, fue el espectáculo inaugural de esta serie, y el de éxito más duradero. El Espanyol ofreció 200 representaciones. En cuestión de semanas se estrenó la versión en castellano (El tropezón de la reina) en el Teatro Martín, guarida de la revista en Madrid. España era republicana, y los deslices sexuales de una monarquía imaginaria, un buen asunto para tejer juguetes cómicos. En 1952 Mary Santpere reeditó en el Victòria el éxito de su padre, con menos eco. Joan Capri protagonizó otro montaje en el Romea, en 1973. De La reina ha relliscat hoy queda, sobre todo, un cuplé fijado en la memoria colectiva por Guillermina Motta: Remena nena. Lo reconocerán en cuanto lo oigan. Lo demás cayó en olvido. Pere Sagristà ha desempolvado los cantables de este vodevil, y los de Deauville, port de París, otro de Torrens i Ventura estrenado el mismo año, y los ha agrupado en Cançons arrevistades del temps de la República, espectáculo que estrena el 3 de mayo en el Teatre Tantarantana.

Sagristà propone hacer me

moria: "La etapa de Santpere es, seguramente, la única del Paralelo en la que se representó revista enteramente en catalán. El éxito de La reina ha relliscat dio cuerda al género y trabajo a una cantidad ingente de actores y de músicos". En Cançons arrevistades del temps de la República no cabe el texto recitado. "Hoy no hay actores que puedan hacerlo, ni público para verlo. Lo que interesa son los cuplés, fados, charlestones, danzones, etcétera. Impresionados por el cine que llegaba de Hollywood, Torrens y sus libretistas llamaron a estas obras vodeviles sonoros", explica Sagristà, que se ha embarcado con su compañía Produccions Color-Sépia en una labor de rescate del viejo teatro musical y de la canción teatralizada. La cupletista, su espectáculo anterior, reunía un buen ramillete de temas de Cándida Pérez Martínez, popularísima en los años veinte. "Me gusta hacer trabajos de investigación que concluyen con un espectáculo. El próximo, lo dedicaré a los cuplés y tangos de Rossen Llurba, director de la revista impresa El tango de moda y letrista del primer cuplé en catalán que cantó Raquel Meller, en 1917. A partir de entonces, Pilar Alonso y otras artistas protagonizaron el boom del género en el Teatro Eldorado, en la plaza de Cataluña".

En los años veinte, Barcelona

fue un centro del musical. Por el Principal Palace, en la rambla, convertido en music-hall en 1919, pasaron Maurice Chevalier, Gardel, Mistinguette, Josephine Baker... Muchas grandes zarzuelas (de Katiuska a La tabernera del puerto) se estrenaron primero en la Ciudad Condal y después en Madrid. El éxito de La reina ha relliscat dejó secuelas como El rei fa treballs forçats, y la fama de Santpere fue tal que su nombre dio título a El Papitu Santpere, revista satírica de actualidades estrenada en el Espanyol en diciembre de 1932. Joaquim Montero, su autor, tomó como modelo el semanario impreso Papitu. Dividió la revista escénica en portada, editorial, gacetillas, páginas ilustradas y anuncios, e incluyó una parodia del género: hay un número brevísimo que no avanza por las interrupciones continuas del cuerpo de baile.

Cançons arrevistades del temps de la República. Barcelona. Teatre Tantarantana. Del 3 al 29 de mayo.

Ensayo del espectáculo <i>&#39;Cançons arrevistades del temps de la República&#39;.</i>
Ensayo del espectáculo 'Cançons arrevistades del temps de la República'.JORDI BARRERAS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_