Poesía necesaria
Si la poesía es eso que escribe todo el mundo y que sólo unos pocos se atreven a no tirar a la basura e, incluso, a difundir, el compositor y cantante Nacho Vegas encarna como nadie en la España de hoy la figura del trovador de la desesperación, de las emociones desnudas, de los monólogos interiores sin respuesta satisfactoria. Lo demostró en su última actuación en Madrid, en la que presentaba su último disco, Desaparezca aquí.
Su estilo es de una sinceridad intensa que, si el oyente aguanta el chaparrón depresivo, acaba apoderándose de su alma. Llena estaba la sala para acompañarle, para seguir sus dolorosas letras sílaba a sílaba, para empaparse de un sonido en el que, siguiendo el estilo del rock de los años noventa, no cabe sitio para la edulcoración, ni para convertir la dejada aridez de arreglos e instrumentación en algo bonito y/o fácilmente asimilable.
Nacho Vegas
Nacho Vegas (voz y guitarra), Iker González (guitarra y teclado), Xel Pereda (guitarra), Jairo Moreno (bajo) y Manu Molina (batería). El Sol. Madrid, 27 de abril.
No, escuchar a Nacho Vegas no es fácil, ni está al alcance de todos. Quizá por eso canciones como El ángel Simón, En el jardín de la duermevela o, a juicio de quien esto escribe, la mejor canción del concierto, La noche más larga se convierten en ejercicio de hiriente introspección.
Como seguramente apreciaron seguidores ilustres de Nacho Vegas que estaban en el concierto -los músicos Enrique Bunbury, Iván Ferreiro o Quique González-, la poesía de este creador es "necesaria como el pan de cada día", como escribió otro poeta.
Babelia
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