De Nueva York a Manchester

Pese a que desde diversos medios especializados no se considera a Interpol como el nuevo invento musical revival que llega desde Nueva York para insuflarle vida al lado más sofisticado del rock actual, lo cierto es que este cuarteto, engordado a quinteto en directo con la figura de un teclista, demostró en su concierto en Madrid que su peregrinación estética conduce a Europa; más concretamente a Inglaterra y, dando en la diana, a Manchester, la patria de los míticos Joy Division. Ian Curtis, el desaparecido vocalista de aquellos británicos de carácter depresivo y maniaco, puede estar orgulloso del esfuerzo de Kessler, Banks y compañía.

La puesta en escena, el sonido, la orquestación, la solemnidad en la voz: todo remitía a los autores de Love will tear us apart, aunque con la gelidez mortecina un tanto amortiguada. Presentaba en vivo Interpol su segundo e impactante -por lo diferente- disco Antics, aunque el grupo tocó también los temas más conocidos de su álbum de estreno, Turn on the bright lights.

Reyes del medio tiempo hipnótico de tintes oscuros y guitarras machaconas, como no se oía sobre un escenario desde la segunda mitad de los años ochenta, la banda ofreció un corto set para el que, sin embargo, quizá hubiera sido más efectiva una sala más pequeña, con un sonido más natural.