Hipotecando el futuro

El maltrato infantil, en cualquiera de sus formas, vulnera derechos fundamentales de los niños y por lo tanto, debe ser eliminado radicalmente desde sus orígenes. Al abordarlo se presentan diversos problemas: desconocimiento de la verdadera proporción; raíces culturales e históricas profundas; diversidad de opiniones en cuanto a su definición y clasificación; dificultades en la investigación y finalmente, una diversidad de consideraciones sobre sus repercusiones y su manejo terapéutico.

Los malos tratos se dan en todos los grupos religiosos, étnicos y raciales, y en todas las áreas geográficas. La gran mayoría se dan en las familias con menos recursos, tal vez debido a la falta de oportunidades educativas.

La idea que suele surgir al hablar del maltrato es aquel maltrato físico o psicológico cometido en el entorno familiar o escolar, pero el concepto de "maltrato infantil" es mucho más amplio y afecta en otros campos de nuestra sociedad: niños soldado, trabajo infantil. Tenemos la responsabilidad de asegurar que el niño disfrutará de una vida plena para crecer en un entorno que garantice su futuro.

Entre las consecuencias que sufren las víctimas de abusos y malos tratos suelen manifestarse trastornos psicológicos: fobias, miedos patológicos, pesadillas, trastornos psicosomáticos, inseguridad, depresiones leves o severas que pueden encaminar al suicidio, conductas antisociales, disminución de la capacidad de aprender, freno a la sensibilidad y baja autoestima.

En los tipos de maltratos más frecuentes encontramos el maltrato físico, emocional, psicológico, psíquico; el abandono físico o emocional; el abuso sexual, el síndrome de Munchhausen por poderes, el maltrato institucional.

Vivimos inmersos en un ambiente lleno de violencia, y por ello es necesario difundir el conocimiento sobre este problema en todos los ámbitos, con la finalidad de prevenirlo, identificarlo e iniciar su erradicación.