Una prueba de madurez ante un campeón aún ilusionado
Hay dos cosas que me impresionaron en la carrera de ayer en Imola. La primera, comprobar la madurez de un Fernando Alonso que fue capaz de aguantar detrás durante 12 vueltas a un Michael Schumacher más rápido que él. La segunda, ver a un piloto siete veces campeón mundial luchando con la misma intensidad y la misma ilusión que lo hacía cuando tenía 20. La de ayer fue una carrera espléndida. Y tiene una lectura inmediata: Alonso le demostró a Schumacher que está preparado para ser su relevo, o sea para ser el nuevo campeón mundial. Es una situación que ya antes han vivido otros pilotos como Ayrton Senna, con la llegada del alemán. Hubo un momento en que el malogrado Senna supo que le iban a retirar. Y ahora, es muy probable que Michael esté sintiendo lo mismo.
Sin embargo, ¡cuidado! Schumacher no está aún retirado. Realizó una remontada impresionante, partiendo de la parrilla con el depósito con gasolina para correr cinco vueltas más que los otros, lo que supone la pérdida de medio segundo por vuelta. Schumacher está ahí, de vuelta, y Ferrari también. Los dos equipos tienen aún problemas de fiabilidad, como demuestran los abandonos de Barrichello, con problemas electrónicos, y Fisichella, con un problema mecánico en la parte trasera. Pero ambas escuderías han trabajado en la fiabilidad y acabarán por resolverla por completo. Otras escuderías también buscan lo mismo. McLaren constató ayer que tienen un gran coche, muy rápido en las curvas y capaz ya de realizar una gran cronometrada, pero sigue con problemas de fiabilidad. Y Button relanzó su BAR Honda. Parece claro que el abanico de escuderías que pueden estar delante se va ampliando.
Pero no hay que olvidar que Michael Schumacher salió 13º en la parrilla de salida por un error en la segunda cronometrada y que ello condicionó toda su carrera. De no haberlo cometido, habría salido en la primera o en la segunda línea, a pesar de llevar más peso en el coche. Y entonces Raikkonen y Alonso no le habrían ni visto y no habría habido duelo. Porque Ferrari tenía ayer el coche más competitivo de la parrilla. Y Schumacher llegó al duelo final con Fernando, tras haber forzado en una espectacular remontada, con el coche y los neumáticos más completos que el Renault y los Michelín. Por eso la victoria de Alonso adquiere un valor aún más enorme. Porque la realizó en unas condiciones difíciles, con un coche con menos prestaciones y ante un público mayoritariamente de Ferrari. Fue un triunfo de un piloto muy maduro, de un futuro campeón del mundo.
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