El acta arbitral atribuye a hinchas madridistas los gritos racistas a Congo y Ettien

Fernández Borbalán, el árbitro del partido Levante-Real Madrid, del domingo, reflejó en su acta que Congo y Ettien, futbolistas negros del equipo valenciano, fueron abucheados por un sector de la grada ocupado por aficionados madridistas: "En el transcurso de la segunda parte, cuando los jugadores del Levante dorsales 7 [Ettien] y 16 [Congo], ambos (...) de color, jugaban el balón, desde un sector de la grada donde se encontraba un grupo de aficionados del Madrid, los cuales portaban colores y símbolos de este equipo, [se] gritaban sonidos imitando a un mono".

Congo entró en el campo en el minuto 56, sustituyendo al búlgaro Manchev, y respondió al ulular de la grada llevándose el dedo índice a la sien para indicar a los aficionados que estaban locos. El delegado de campo, siguiendo indicaciones del árbitro, pidió por megafonía que cesasen los insultos.

Los aficionados racistas, si son identificados, se enfrentan a una multa máxima de 60.100 euros y cinco años sin acceso a los recintos deportivos. La Comisión Antiviolencia, sin embargo, multó con 6.000 euros y cinco meses de prohibición a los dos hinchas del Albacete que insultaron a Eto'o durante la visita del Barça.

No es la primera vez que Congo y Ettien son víctimas de gritos racistas: la asociación Movimiento contra la Intolerancia denunció y condenó la semana pasada los insultos que los dos jugadores recibieron en el Betis-Levante. El club sevillano explicó que no le consta que se hubiera producido ningún incidente y el Levante no lo denunció. El árbitro Carlos Megía Dávila tampoco mencionó grito racista alguno en su acta.

Quien sí recogió en el acta los incidentes que jalonaron el Atlético-Espanyol del sábado fue Turienzo Álvarez, árbitro del encuentro: "Durante el partido fueron explotados en la grada varios petardos y fueron además lanzados al terreno de juego varios objetos, entre ellos dos plátanos, sin llegar a alcanzar a ninguno de los participantes en el juego". Kameni, portero negro del Espanyol y destinatario de los objetos arrojados desde la grada del Frente Atlético, indicó a Turienzo que el partido podía continuar.