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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jorge Sobral, gran voz del tango

Atacado por una súbita hemorragia cerebral, falleció el destacado cantor de tangos Jorge Sobral, a la edad de 73 años, en un sanatorio de Buenos Aires. Nacido en la capital de Buenos Aires, La Plata, este artista integral comenzó a desarrollar su oficio en los escenarios, con apenas ocho años de edad, en la orquesta del maestro platense Fermín Valentín Favero, padre de Alberto (ex marido y acompañante habitual de Nacha Guevara), quien también le introdujo en los vericuetos de la lírica.

Su magnífico registro de bajo barítono y la coloratura de su voz le permitieron escapar de los moldes del cantor de tangos gestual y exagerada marcación, y la afinación y buen gusto estuvieron siempre presentes en su larga carrera. Completó su memoriaje en La Plata en conjuntos locales, junto a cantores que también triunfarían como Luis Tolosa o Juan Carlos Cobos -de larga actuación en España-, y en 1952 se lanza como solista acompañado por la orquesta de Mario Demarco, dejando grabados varios éxitos como el tema Mañana zarpa un barco. Desfiló por las orquestas de Lorenzo Barbero y Mariano Mores, ya instalado definitivamente en las marquesinas porteñas y Astor Piazzolla le da el sello de calidad al contratarlo para cantar en su orquesta de cuerdas por espacio de cuatro años, dejando registros notables como Azabache, Fuimos, Yo soy el negro o La tarde del adiós. Sobral, cuyo verdadero nombre era Edelmiro Sobredo, tenía verdaderas aptitudes artísticas que supo desarrollar permanentemente y en 1959, dirigido por el actor Francisco Petrone, participa en la obra La leyenda de Juan Morcira, mostrando sus valiosas facetas de recitador y cantor de temas criollos.

Su periplo internacional, que le valió amplio reconocimiento de público y crítica, lo inicia en 1961 por Chile y Perú. Al regreso encuentra el escaparate donde se consagraría definitivamente. La televisión descubre su figura varonil, galana, romántica, en la comedia costumbrista que dirige David Stivel, Yo soy porteño, en la que el tango juega un papel importante y que dura varias temporadas merced al suceso que logra entre la gente. También brillaría en Buenos Aires 2040, otro programa que co-protagoniza junto a Marilina Ross y Selva Alemán. Y el Canal 13 lo mantiene en numerosos programas musicales por su tirón popular y su planta ganadora. En una época de marea baja para el tango, Sobral -fana de Estudiantes de La Plata- consigue mantener su idilio con el éxito y gana el Festival de la Canción en 1965, hecho que repetirá en 1969 con el tango Hasta el último tren, de Camilloni y Ahumada, dejando en segundo lugar a Balada para un loco, de Piazzolla y Ferrer. En 1967 es finalista del Festival de Benidorm. En 1968 le otorgan el Disco de Oro en Caracas.

También gana el Premio Florencio Sánchez al mejor director de espectáculos musicales en la temporada 73-74 de Mar de Plata, sumando más alternativas artísticas a su abultado bagaje. En 1991 ganará el Quinquela Martín de Oro y al año siguiente el Premio Goya en Madrid. Es realmente digna de destacar su inquietud por desarrollar nuevas ideas como lo demostró en 1993 al grabar un compacto representando la figura de Juan Domingo Perón en la ópera Evita del maestro Andrés Pedro Risso, y protagonizar papeles fundamentales en las óperas Alfonsina, Lola Mora y Amalia, del citado autor.

Filmó varias películas: El dinero de Dios (1959), Don Frutos Gómez (1960), Buenas noches Buenos Aires (1963), incluso la realizada en España en 1967, María y la otra. Sus dotes actorales le permitieron destacar en teatro y otros filmes. En 1995 estuvo cinco meses en San Francisco, California, en el teatro On the Square, con el espectáculo Forever tango, como primera figura junto a otros artistas, músicos y bailarines. Para la Fiesta Nacional de Argentina actuó también en el Festival de Tango de Alcantarilla -Murcia- el 25 de mayo de 2000 y aprovechó su presencia en España para grabar dos compactos con Dioni Velásquez. Lo habíamos aplaudido largamente en los setenta, cuando actuó durante un tiempo con gran receptividad de los madrileños, en la desaparecida sala Caribiana del paseo de la Castellana de la capital de España. Fue declarado ciudadano ilustre de su ciudad natal en diciembre de 2004 y con su desaparición nos invade el recuerdo de un artista de gran sentido del humor y la amistad y una gran responsabilidad profesional que le permitió mantener su nombre en el estrellato sin mengua durante tantos años de carrera.-

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