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Crónica:FÚTBOL | Vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

El triunfo de la humildad y el orden

El PSV elimina en los penaltis al Olympique de Lyón tras un ejercicio de voluntad

Los penaltis hicieron justicia al fútbol y al trabajo, dos asuntos que no pueden minusvalorarse cuando se juzga una eliminatoria europea. Lo de atrás no vale. La tormenta lionesa llegó hasta donde llegó, hasta que le entró el miedo y el espíritu conservador. En Lyón, pecó de soberbia, en Eindhoven, de desacierto. Todo lo contrario que el PSV que basado en la humildad acabó sobreponiéndose a la agonía de los penaltis. A los diez minutos, el Olympique tenía el sueño en la almohada. Soñaba con un gol que le devolviera a sus esencias, el contragolpe, y le liberase de la obligación del juego estático, de la necesidad de pensar y elegir la mejor opción. Un globo de Maoluda fue mal despejado por Bouma y el balón en los pies de Wiltord se fue a la red tras acariciar las manos blandas de Gomes. Hasta entonces el Oympique no había hecho nada más que sufrir; después, tampoco.

PSV EINDHOVEN 1 - OLYMPIQUE LYÓN 1

PSV Eindhoven: Gomes; Ooijer, Alex, Bouma, Lee; Van Bommel, Vogel, Cocu; Farfán (Robert, m. 84), Vennegoor (Beasley, m. 57) y Park.

Olympique Lyón: Coupet; Reveillere, Cris, Caçapa, Abidal; Essien, Diarra; Govou (Ben Arfa, m. 87), Juninho, Malouda; y Wiltord (Nilmar, m. 94).

Goles: 0-1. M. 10. Wiltord empalma a la red tras tocar el portero Gomes. 1-1. M. 50. Libre indirecto que despeja Abidal y Alex remata cruzado.

Árbitro: Kim Milton Nielsen (Dinamarca). Amonestó a Abidal, Diarra y Venegoor.

Unos 30.000 espectadores en el Philip Stadium. Tanda de penaltis: 1-0. Van Bommel, gol. 1-1. Juninho, gol. 2-1. Ooijer, gol. 2-1. Essien, falla. 3-1. Bouma, gol. 3-2. Ben Arfa, gol. 3-2. Beasley, falla. 3-2. Abidal, falla. 4-2. Robert, gol.

El PSV se aplicó desde el principio a la teoría de Hiddink, es decir invadir el campo, inyectar energía al partido, someter al contrario, abrasarle y luego... que la calidad decida. Y ahí radica el problema del PSV, que la calidad no es su fuerte, que Vennegoor of Hesselink tiene más apellido y centímetros (186) que resolución final, que su mejor hombre es Park, un surcoreano de la camada de Hiddink con la selección surcoreana que tiene más versatilidad que definición y a cambio aporta dos centrales, Álex y Bouma, sobrados de kilos que ponen en peligro su alegría ofensiva.

Todo lo demás lo hizo a la perfección el PSV: apoderarse del balón con Van Bommel, echar del partido a Juninho y arrasar su banda izquierda con los dos surcoreanos Park y Lee, los más activos, los más creativos y los más revoltosos.

El Olympique sin balón es un equipo de media tabla, algo vulgar y sin correa. La especulación no es lo suyo, no es lo que le ha llevado hasta donde llegó, así que el PSV creció y creció, se hizo dueño del partido ante un rival timorato y acomodaticio y hasta convertirlo en un monólogo. Bien es verdad que prevalecía la capacidad física, el empuje, las armas anímicas, el quiero y no puedo del PSV y el no quiero ni puedo del Olympique. Y en esto, lo circunstancial hizo justicia. Otro globo, otro despeje interior y un remate franco y preciso de Alex que se fue a la red con casi toda la segunda mitad por delante. El gol en contra anestesió tanto al Olympique tanto como el que consiguió a favor. Cabía pensar que en la inevitable prórroga el Olympique, reservón, podía sobrepasar a un PSV exhausto. Tuvo dos ocasiones y las falló por falta de costumbre. Y llegaron los penaltis, una lotería que agració al que más había invertido en el sorteo.

Coupet, portero del Olympique, intenta atrapar el balón ante Ji-Sung Pank.
Coupet, portero del Olympique, intenta atrapar el balón ante Ji-Sung Pank.EFE

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