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Reportaje:

Del hotel a un piso de alquiler

23 familias del Carmel que tardarán en volver a casa optan por trasladarse a una vivienda provisional

Clara Blanchar

Un total de 23 de las 410 familias del Carmel que llevan más de dos meses fuera de su casa han optado por mudarse de los hoteles en los que permanecían alojadas desde finales de enero a pisos de alquiler que costean con una ayuda mensual de la Generalitat de 700 euros, a los que se deben sumar otros 200 para gastos. Se trata sobre todo de familias de la zona amarilla -las que tardarán más en volver- con hijos pequeños escolarizados en el barrio, a quienes la estancia en un hotel en el otro extremo de Barcelona les había complicado notablemente la vida. Además de estas 23 familias, cuatro han solicitado mudarse de hoteles a apartoteles hasta que regresen a casa, explicaron ayer fuentes de Adigsa.

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La familia formada por Rosa López, Juan Selfa y la hija de ambos es una de las 23 que han preferido trasladarse a un piso de alquiler. "Es mejor para todos. Estamos en el barrio y tenemos nuestro espacio de intimidad, cosa que en el hotel era imposible porque comíamos todos juntos y compartíamos también los espacios de ocio", explicaba ayer Rosa. Viven en la zona amarilla, en la calle de la Conca de Tremp, justo enfrente del lugar del hundimiento, y tomaron la decisión de irse a un piso de alquiler porque, aseguran, no hay "ninguna" previsión de volver a casa. "Primero pensábamos en junio, luego en septiembre y ahora ya nos vemos en Navidad", decía Rosa ayer. Esta vecina también criticó que sean los vecinos los que tienen que buscarse los alquileres alternativos al hotel y no la Administración la que ofrezca una bolsa de pisos para los afectados.

Por otra parte, las 34 familias que se quedarán sin vivienda porque ha sido necesario derribar los edificios donde vivían visitaron ayer los que serán sus nuevos pisos en las promociones públicas de las calles del Llobregós -a unos metros del socavón- y Garcilaso, cerca de la avenida Meridiana. Está previsto que reciban las llaves de los pisos durante esta semana, a más tardar la próxima.

Diecisiete de estas familias se mudarán a la calle de Garcilaso, entre ellas la de Laura Alcampel, portavoz de los vecinos del desaparecido número 6 de la calle de la Conca de Tremp, quien resumió ayer el sentir de los vecinos como "una mezcla de alegría y miedo". "Alegría porque acaba todo y podemos tener casa de nuevo, pero miedo por comenzar una nueva vida en un nuevo barrio, por el lío de amueblar los pisos cuando hace tres meses estábamos tan tranquilos, etcétera", afirmó.

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En general, los afectados están satisfechos con los pisos en los que se disponen a comenzar lo que denominan "una nueva vida". "Son luminosos, nuevos, y el barrio nos gusta, aunque tienen cosillas: que si una puerta no cierra o una ventana está rota. Pero dicen que nos lo arreglarán todo", detalló Alcampel.

Otras 12 familias irán a los pisos de la calle del Llobregós, un vecino ha preferido irse a vivir a una residencia para ancianos y el resto de los afectados han optado por cobrar el valor de sus antiguas viviendas y buscar una nueva por su cuenta. Todos coincidían ayer, sin embargo, en que hasta que tengan las llaves y puedan sentarse de nuevo en el sofá no lo creerán.

Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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