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La OEA no consigue designar a un nuevo secretario general después de cinco votaciones empatadas

Luis Ernesto Derbez, candidato mexicano para la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), y su contrincante para la elección, el chileno José Miguel Insulza, lograron 17 votos cada uno en cinco votaciones consecutivas en la sede de Washington. Las normas técnicas de la OEA establecen ahora el reinicio del proceso con la presentación de nuevas candidaturas. Ninguno de los representantes de los 34 países -que consultaban agitadamente con sus Gobiernos después de cada votación- cambió su voto en la Asamblea Extraordinaria de Cancilleres convocada con el único objetivo de cubrir un puesto que está vacante desde octubre del año pasado.

El quíntuple empate es una situación inédita en la historia de la OEA, que requiere 18 votos para elegir a su secretario general. El reglamento interno es confuso en cuanto a las fechas, pero no en cuanto al proceso: no sólo hay que repetir la votación sino el proceso, completo, con la renovación de las candidaturas o presentación de otras nuevas. A última hora de ayer, se decidió que la próxima asamblea se celebre el 2 de mayo.

La búsqueda del nuevo secretario general de la OEA no podía haber sido más competitiva y llena de sorpresas, especialmente después de la retirada del candidato que contaba explícitamente con el apoyo del Gobierno de EE UU, el salvadoreño Francisco Flores. Su retirada favorecía en principio al conservador mexicano Derbez, que obtenía al menos el apoyo de cuatro países centroamericanos. EE UU -que aporta el 60% del presupuesto de la organización- reservó el sentido final de su voto pero se daba por hecha su inclinación hacia la candidatura mexicana. Paradójicamente, México votó en contra de la invasión de Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU mientras que El Salvador es el único país que mantiene tropas desplegadas en ese país.

Insulza creía contar con el apoyo de Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador, Uruguay y la mayoría de los países caribeños, molestos con EE UU por su papel en la crisis que acabó con la caída de Jean-Bertrand Aristide en Haití. Las votaciones fueron secretas.

El cargo está vacante desde la dimisión del ex presidente de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, que renunció al puesto un mes después de asumirlo para regresar a su país y luchar en los tribunales contra las acusaciones de corrupción política.

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